¿Y el expolio de 3.500 millones?

Hace unas semanas me distraje viendo una tertulia sobre financiación autonómica en Canal 4. Los cuatro políticos mallorquines que hacían de tertulianos estaban de acuerdo en que las Islas estaban muy mal financiadas y que urgía cambiar el sistema de financiación. Por supuesto, lo hacían sin aportar un solo dato ni una sola idea precisa del tema, demostrando la ignorancia supina de los que hablan por boca de ganso y se dedican a repetir como papagayos las ideas dominantes. La mala financiación es una de estas ideas dominantes que firmaría cualquier lector de periódicos, incluso algunos creerán que, como los catalanes, también nosotros somos víctimas de un verdadero “expolio”. Es lógico que así sea ante la falta de información que se ofrece a los ciudadanos. Encima, cuando sale un estudio como el de esta semana sobre cuentas territorializadas referidas al año 2012, en vez de estudiárselo a fondo y aportar un poco de luz a unos ciudadanos que merecen ser informados y no manipulados, la consejera del ramo, Catalina Cladera, y su director general, Joan Carrió, no tienen nada más que decirnos que repetir lo de siempre, o sea, que este nuevo estudio corroboraría, ¡cómo no!, que estamos muy mal financiados. Y dale.

Lo primero, los datos. Antes de sacar ninguna conclusión, expongamos los datos que sí aparecen en el informe de marras relativos a Baleares. En primer lugar, se nos dice que tenemos un saldo fiscal negativo de 1330 millones de euros, el 5,08% del PIB regional, “impuestos que se van y no vuelven”. Se trata de un modo impreciso de hablar. Estos 1330 millones son la suma de los 39 millones de euros en impuestos y cotizaciones sociales que pagamos de más respecto a la media española y los 1291 millones que el Estado dejaría de gastar en Baleares. Hace tiempo que las Baleares dejaron de ser una comunidad rica, apenas ocupan el séptimo lugar en renta per cápita, de ahí que nuestro esfuerzo fiscal apenas sobrepase la media (+39 millones). En cambio, lo fundamental en nuestro caso reside en lo que el Estado dejaría de gastar en Baleares respecto a la media (+1291 millones). ¿De dónde salen estos 1291 millones de euros? El estudio del Ministerio de Hacienda lo desagrega en cuatro sumandos: a) las pensiones y prestaciones de desempleo que dejaríamos de percibir respecto a la media (728 millones); b) la promoción económica (163 millones) que dejaría de hacerse en nuestras islas; c) los intereses de la deuda pública estatal (190 millones) que pagamos de más; y d) un cuarto sumando denominado “gasto territorializable” (232 millones), que es dónde hay que buscar una hipotética discriminación territorial. De los cuatro déficits relativos anteriores sólo el último es problemático. En efecto, pensiones y paro son prestaciones de carácter personal que uno percibe en función de su cotización y de su salario, no del territorio donde vive. No suponen, por tanto, ninguna discriminación a los baleares por el hecho de vivir en las Islas. La promoción económica recoge las ayudas a empresas y sectores que se asignan con criterios económicos y sectoriales, no territoriales en principio. Bajo el epígrafe de “gastos (propiamente) territorializables” (232 millones), en cambio, agruparíamos aquellos servicios o prestaciones a los que los ciudadanos tienen acceso en función de su lugar de residencia: financiación de las administraciones autonómica (120 millones menos) y local (48 millones más), inversiones de la Administración central en infraestructuras (124 millones menos), ayudas regionales (32 millones menos), transporte, seguridad y gastos residuales (las competencias están transferidas) de la Administración Central en educación, sanidad, deporte o cultura a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. En este “gasto territorializable” está el meollo de la cuestión.

Gasto en función del territorio. Este “gasto propiamente territorializable” (232 millones) sólo supone el 17,2% de todo nuestro déficit fiscal (1330 millones). Es decir, sólo la quinta parte de los 1330 millones representaría un “expolio” de verdad ya que podríamos atribuirlo al hecho de vivir en Baleares. Y, por tanto, sería el único exigible ante el Gobierno y demás autonomías ya que nos estarían castigando por el hecho de vivir en Baleares y no en otro sitio. En cambio, el 82,8% restante, más de las cuatro quintas partes de los 1330 millones que “se van pero no vuelven”, no supondría realmente ningún agravio territorial. Si usted viviera en Extremadura y su cotización fuera la misma que viviendo aquí en Baleares, recibiría la misma pensión. Que usted reciba una pensión superior o inferior no depende de donde viva, sino de lo que ha cotizado. No sufre, por tanto, ninguna discriminación por razones de territorio.

El peso de la financiación. Como he señalado, la financiación autonómica es una partida más de las que contribuyen a este gasto propiamente territorializable (232 millones). Una más. Según el informe, Baleares recibiría 120 millones menos que la media nacional. Sin embargo, los ayuntamientos recibirían 48 millones de más. Como podemos ver, la financiación autonómica tiene poco peso (un 9%) en relación al déficit total (1330 millones). Como habrán podido deducir, quien confunde una balanza fiscal con una evaluación del sistema de financiación no sabe de lo que habla.

Cada vez mejor. Los distintos estudios que últimamente se han venido realizando de cuentas territorializadas –según el criterio carga-beneficio– han ido reduciendo el agravio fiscal de Baleares. En efecto, en 2005, el déficit balear era de 1684 millones, en 2011 fue de 1483 millones y en 2012 de 1330 millones. Lo mismo puede decirse de los estudios sobre financiación autonómica. Bauzá y Armengol han sido los presidentes más afortunados de Baleares en tanto que han contado con muchos más recursos que ningún otro para abordar sus presupuestos y los que menos razones objetivas tienen para quejarse. Lloriquean de vicio. Se mire por donde se mire, no aparecen por ninguna parte los míticos 3.500 millones de “expolio” que denuncian Jaume Font, Biel Barceló y demás fauna nacionalista. Ni tampoco los 2.000 millones que el otro día se sacaba de la chistera el columnista Miquel Segura (UH). Sin ofrecer tampoco ningún dato, por supuesto. El nacionalismo no maneja datos, sólo gestiona fe.

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 25-7-2015.

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