La sal en nuestras bocas

Román Piña Valls El logo de la Fundació Jaume III parece
aludir a las cuatro islas de la comunidad balear,
pero a mí me ha recordado a la cresta
que recorre el lomo de un dragón. ¿Significa
esto que los patronos de esta fundación son
como los ilusos enanos que Tolkien lanzó
contra el terrible dragón Smaug? Lo que resulta
claro es que a la fundación que preside
Josep Zaforteza y que se presentó a la prensa
ayer, la apuntalan una nómina de caballeros
andantes dispuestos a enrolarse en causas
románticas. Quieren rescatar a una princesa
que lleva demasiado tiempo encerrada
en una mazmorra, humillada y moribunda. Y
devolverle su brillo y su voz.

Sirva la princesa
como metáfora de las modalidades mallorquina,
menorquina o ibicenca del catalán, cuya
supervivencia muchos ven amenazada por
la estandarización y normalización del catalán
barcelonés con todo el poder que le conceden
las autoridades académicas y políticas.

Así que ayer a las 12.00 horas, una mañana
de perros, cuarto día de lluvia ininterrumpida,
Josep Zaforteza y Joan Font Rosselló,
vicepresidente, presentaron en sociedad y ante
la prensa a la criatura.

(…)

Publicat a El Mundo, 19-11-2013

De lengua a patois

Hace cuarenta años, para ganar la batalla lingüística a los partidarios de un modelo de lengua autóctona más cercana al pueblo –lo que en definitiva pretende la Fundació Jaume III–, el lingüista Francesc de Borja Moll se vio obligado a blandir el significado más moderno de “dialecto: un dialecto (se refería al mallorquín) era una variante territorial de la lengua catalana. Moll y cía nos venían a decir que apenas había diferencias entre lengua y dialecto: la lengua no era más que un dialecto con apoyo institucional, con gramáticas, con diccionarios normativos, igual que un estado es una nación con ejército. El mantra de aquellos años era el siguiente: el mallorquín es lo mismo que el catalán, pero llamémosle catalán y empecemos a escribir en la modalidad estándar. La unidad de la lengua ya tenía visos de convertirse en uniformidad, algo que nunca hubiera aprobado su mentor, Antonio Mª Alcover, que sí admitía la unidad pero que alertaba contra los excesos centralizadores de uniformizar y unificar la lengua. Moll jugaba al equívoco.

Muchos no se dejaron embaucar, otros en cambio sí, entre estos últimos los que entendieron la “normalización” como un apoyo institucional al mallorquín que se nos había transmitido generación tras generación. Creían que era un legado que valía la pena conservar y tenían en las rondallas mallorquinas editadas por Moll a finales de los años setenta la mejor prueba de ello. Este, y no otro, era el tesoro lingüístico que debíamos conservar, algo que, como sabemos, no ha sido así.

Visto en perspectiva, la doblez sinuosa de Moll fue una forma para metérnosla doblada con vaselina. Cuarenta años después, certificamos que el mallorquín ha perdido la dignidad de antaño. Ahora son legión los que creen que el mallorquín está condenado a extinguirse y que no vale la pena oponer resistencia al estándar. Hay que hacer sacrificios porque, en definitiva, el mallorquín sólo tiene medio millón de hablantes potenciales frente a los “diez millones de catalanohablantes”. Es ley de vida, dicen. Otros, más racionalistas, nos objetan que la normalización de la lengua tiene un precio: conseguir que los nuevos mallorquines (no catalanohablantes) hablen catalán y que los que sí la hemos aprendido en casa la hablemos mejor (al parecer, antes éramos unos bárbaros), sólo puede conseguirse al precio de hablar un estándar horrible, ortopédico, postizo, una ensalada indigesta de catalán y mallorquín.

El mallorquín como denominación ha seguido la misma degradación. Hace cuarenta años, nadie se planteaba que hablara otra cosa que no fuera mallorquín –que no se enseñaba en la escuela, pero se hablaba en el patio, lo contrario que ahora–, lo extraño era que alguien lo llamara “catalán”. Actualmente cuando alguien habla de “mallorquín”, a algunos se les revuelven las vísceras antes de escupirte y llamarte “ignorante” e “inculto”. Treinta años de propaganda tenaz y sistemática han conseguido despojar al mallorquín de su antigua dignidad de lengua y lo han convertido en un patois, en un dialecto en su sentido más peyorativo, una forma de hablar de andar por casa, algo vulgar, payés, sin dignidad para ser elevado a los registros formales, serios y cultos.

En efecto, lo que más me está sorprendiendo en estos días es la poca entidad filológica que muchos mallorquines le confieren al mallorquín, su poco nivel de autoestima. Es “como tratar de elevar a estándar el andaluz”, me ha espetado alguno; otros comparan el mallorquín, en su afán de ridiculizarlo, con el “pollencí”, el “salinero” o el “manacorí”, el típico argumento de reducción al absurdo empleado hasta la saciedad por los catalanistas, como si estas formas de hablar tuvieran el mismo peso histórico y filológico. Este clima de opinión denota que, si no hacemos algo en términos de sensibilización, estamos a un paso previo de su extinción. Por eso, la primera tarea de la Fundació Jaume III (www.jaumetercer.com) ha sido tratar de dignificar la denominación y la categoría filológica de la lengua mallorquina, rescatando hechos cantantes y sonantes que, o nunca nos contaron, o se nos habían olvidado. Hemos olvidado que nuestra lengua secular ha tenido gramáticas, diccionarios y manuales de aprendizaje de la lengua, incluso alguno tardío como el que, en 1931, como anexo al Diccionario Català-Valencià-Balear, Moll publicaba como “ortografía mallorquina” donde se admitía el artículo salado, la forma plena de los pronombres (voltros, noltros, me, te, vos, mos) y un largo etcétera que hoy están fuera de la normativa fabriana que él, como nadie antes, contribuyó a introducir en Baleares. Hemos olvidado que el mallorquín sí tuvo una tradición literaria, las de Tomás Aguiló padre e hijo, Alcántara Penya, Gabriel Maura o Manuela de los Herreros. Hemos olvidado que en 1926 la misma RAE reservó una silla, ocupada por Llorenç Riber, en representación del balear-mallorquín. Hemos olvidado que, hasta hace cincuenta años, la RAE otorgaba al mallorquín estatus de lengua diferenciada. Algunos han olvidado que, desde el siglo XVI hasta hace treinta años, como decía, nadie aquí se planteaba hablar otra cosa que el mallorquín. No sé si “el pollencí“ o el “salinero”, inventos del catalanismo para desacreditar y negar la realidad indiscutible del mallorquín, pueden aportar las mismas cartas de nobleza.

La distinción de lengua y dialecto es siempre vidriosa. El dialecto toscano se convierte en la base del italiano y lengua nacional gracias a su peso cultural y al apoyo político. Lo mismo pasa con el alto alemán. El barcelonés se convierte en la base del catalán (literario) por motivos demográficos, económicos y políticos, no filológicos. Los normativizadores del IEC hubieran podido elegir el mallorquín como base ya que se había conservado mucho mejor. La política tiene mucho que decir en todo ello. El nombre de la lengua suele seguir la regla general de tomar la denominación de sus hablantes, y éstos de la entidad política a la que pertenecen. Mallorca era catalogado como reino hasta hace relativamente poco y esto confiere al término “mallorquín” (como gentilicio, como lengua) una dignidad indudable.

No hubo ninguna razón filológica detrás de la elección del catalán central –barcelonés- como base de la lengua literaria y estándar. Y no hay motivo alguno que justifique su centralismo uniformizador, una actitud que en su día provocó las invectivas de Mossèn Alcover, condenando el centralismo de Barcelona como sublevador, sin pies ni cabeza y absurdo “ab llur bàrbara teoria de que el català de Barcelona ès el català normal, literari, i que el català de totes les altres regions ès dialecte brossenc, inadmisible, tirador” (Bolletí X, pp. 178-179).

Alcover sabía perfectamente de qué estaba hablando.

Publicat a El Mundo, 17-11-2013

Después del TIL, viene la guerra mallorquín/catalán

Mateu Ferrer Olvídense por un momento del nuevo escrito del fiscal Horrach sobre la Infanta, la vergonzosa sentencia sobre el Prestige o el basural en los Madriles de Ana Botella. Todo queda en segundo lugar tras el expectante beso que se intercambiaron ayer tarde en la mejilla Francina Armengol y Aina Calvo, en la inauguración de la XVII Escuela de Otoño del PSIB-PSOE; un auténtico ósculo de Judas. 
Ayer también salió el nuevo número del Boletín Informativo del PSIB-PSOE: Dieciséis titulares con su correspondiente foto; el anuncio de Calvo no es noticia para su partido. Por cierto, un avispado cargo del PP balear nos desafía con una observación que no podemos desdeñar: “Cuando los periodistas decís que la Armengol es ´aparato´, frente a la otra que no [por la exalcaldesa], yo me pregunto ¿y entonces qué es Calvo? Porque si la primera es secretaria general de Balears, la segunda lo es de Palma ¿O acaso dirigir el partido en Palma no es ser del ´aparato´?”
Calvo ha tenido que publicar urgentemente en su web una nota aclaratoria de su postura respecto al TIL, ante el incendio interno provocado por sus ambiguas declaraciones el día de autos. Entretanto, en el Consolat ultiman la fecha para empezar la guerra de verdad, pues a su lado el conflicto educativo puede quedar en simple batallita.

Libro del IEB

Después de no haber logrado los resultados esperados con la libre elección de lengua y el pulso con los docentes, el Govern Bauzá se prepara para atacar con el binomio mallorquín versus catalán. En el PP están convencidos de que la estrategia ahora funcionará, ya que esta vez no se trata de cuestionar la unidad lingüística, sino más que nada de colocar al ciudadano mallorquín en la dicotomía de si prefiere las formas dialectales propias de la isla, o por el contrario las “impuestas” desde Cataluña. Un gonellisme sutil, vaya, que de entrada no genere rechazo porque pretende tocar la fibra de cada mallorquín.
Esta vez, la contienda tendrá un tinte intelectual, para que la izquierda no diga que la derecha carece de cerebros. El Institut d´Estudis Baleàrics (IEB), comandado por el licenciado en Filología Catalana Antoni Vera, edita un libro que servirá para arrinconar los vocablos malditos –por “barcelonins”, dice el PP– y recogerá las palabras mallorquinas que deben usarse en su lugar. Por ejemplo, se pretende desterrar el nosaltres, forma propia del pronombre en el registro estándar, por la variedad dialectal noltros, y así docenas de ejemplos. 
Por supuesto, también se liquida el llamado artículo literario y se sustituye por el salat. El presidente Bauzá lleva semanas ensayando en su cuenta de Twitter –también desde California–, aunque todavía no se maneja del todo bien. 
El Govern maneja todo este asunto con extremo sigilo, pero algunas fuentes aseguran que el libro del IEB no se quedará solo en un simple manual de estilo con recomendaciones voluntarias, sino que terminará en un nuevo decreto que obligará a los funcionarios a seguir sus instrucciones a rajatabla cuando escriban en catalán. Y lo mismo podría pasar en los colegios, de ahí que se haya retrasado la presentación de la iniciativa para no echar más leña al fuego con la crisis abierta por el TIL. De lo que no hay duda es de que IB3 será la primera en aplicar la nueva ´gramática´.
La Fundació Jaume III, que el lunes se presenta en sociedad, actúa como una especie de laboratorio, afirmando en público lo que todavía no se atreve a decir el Govern. El vídeo A Mallorca, en bon mallorquí del que dábamos cuenta ayer en esta misma sección circula a velocidad de vértigo en internet y es la mejor demostración de cuál es la estrategia, inteligentemente trazada.

Sortear a la UIB

Uno de los escollos legales que el Govern tendrá que salvar es la Universidad Balear, a la que el Estatuto de Autonomía obliga a consultar en todo lo concerniente en materia del idioma propio de Balears. Sin embargo, los expertos juristas del Ejecutivo ya han señalado el camino: consultar no significa que el informe sea vinculante. Aunque dicho sea de paso, hay algún miembro del Govern que ni siquiera es partidario de observar el trámite y emplaza a sortear a la UIB lo mismo que con el Consell Consultiu que preside Rafael Perera.

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Publicat a Diario de Mallorca, 16-11-2013

La Fundació Jaume III centra el seu primer vídeo promocional en l’educació

La Fundació Jaume III ha decidit centrar el seu primer vídeo promocional en l’àmbit de l’educació i més concretament en la necessitat de recuperar dins les aules les formes pròpies de Mallorca. “A Mallorca, en mallorquí” és el primer enregistrament propagandístic d’aquesta entitat de recent creació.

En el vídeo apareix una professora amb un llaç quadribarrat a la solapa que escriu una frase i posteriorment demana als seus alumnes si cal corregir-ne alguna cosa. Tots els nins callen, a excepció d’una nina que s’aixeca i comença a canviar-ho tot.

L’alumne modifica per exemple, “la Caterina per Na Catalina”, “no para de bellugar-se per no té aturall”, “esglaons per escalons” i “corrent per corregent”. L’espot que dura poc més d’un minut s’emetrà a IB3 el pròxim dilluns durant els informatius del migdia i del vespre i a la franja horària de més audiència, és a dir de 21.30 a 23.00 hores.

Presentació de la Fundació
L’entitat oferirà una roda de premsa el pròxim dilluns a les 12 hores al Club Nàutic de Palma per presentar-se oficialment als mitjans de comunicació, després de la seva constitució el passat 10 d’octubre. L’acte consistirà en un parlament del president de la Fundació, Pep Zaforteza, que explicarà quines són ses raons que justifiquen la creació de l’entitat, quins objectius té plantejats i quins principis l’inspiren.

Publicat a dBalears.cat, 15-11-2013

Per què volem defensar es mallorquí

Encara que molts insistesquin en lo contrari, sa qüestió lingüística a ses Balears no és un tema superat. Sa resistència passiva de molts de ciutadans de Balears durant tots aquests anys no pot ser atribuïda només a un vestigi d’ignorància i d’incultura, com es normalisadors i estandarisadors mos han volgut fer creure. Molts se demanen per què sa Fundació Jaume III neix ara per prestigiar ses modalitats lingüístiques a s’escola, a ses administracions o en es medis de comunicació públics. ¿Per què no mos resignam a admetre que ses nostres modalitats insulars, que tenen sa mateixa dignitat i categoria lingüística que es català central o es valencià, seguesquin recloses a s’àmbit familiar i privat, sense cap presència a s’esfera pública o oficial?

PRIMER. Per raons democràtiques. No mos sentim identificats ni reconeguts en s’actual català estàndar que utilisen sa nostra ràdio i televisió públiques, ses nostres administracions, sa nostra escola o sa nostra universitat. Volem un llenguatge molt més pròxim a lo que xerram i sentim com a nostre.

 

SEGON. Per raons de supervivència. En un món on s’influència des medis de comunicació i de s’escola és de cada vegada més gran, es registres lingüístics informals i exclusivament orals, com es mallorquí, es menorquí i s’eivissenc, estan condemnats a desaparèixer si ses seves particularitats i característiques no s’integren dins s’estàndar oficial. Un estàndar, per definició, acaba condicionant també ets usos informals, es xerrar de cada dia.

Si lo que s’estigués ensenyant a s’escola i difonguent des des medis de comunicació fos es castellà, com passava ara fa només trenta anys, es mallorquí, es menorquí i s’eivissenc seguirien reclosos a s’àmbit informal però no correrien cap perill d’assimilació, pentura només un perill de desaparició, si bé molt a la llarga, en no poder accedir an ets àmbits formals. En canvi, tractant-se des català estàndar, al cap i a la fi una variant des mateix tronc lingüístic, es perill assimilatori és evident. I es de sa desaparició també.

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Publicat a El Mundo, 15-11-2013

Encuentros de El Mundo

1. Teniendo en cuenta que diversos organismos en defensa de la lengua propia en la islas no pueden sustraerse del paradigma del catalán estándar, ¿no sería más aconsejable presionar directamente en las instituciones catalanas, (como el IEC, el Omnium, etc.) ya que son éstas las que dan las directrices a estos organismos?

Buenos días. Gracias por la pregunta. Desde la Fundació Jaume III no descartamos llegar a acuerdos, es más sería lo aconsejable, con las instituciones implicadas en la normativa de la lengua catalana, como el IEC o la UIB. Ahora bien, lo primero que hay que hacer es crear un clima de opinión propicio para convertirnos en un interlocutor válido que pueda negociar con estas entidades de tú a tú. Esto pasa, naturalmente, por ganarnos un crédito que, acabamos de aterrizar, no tenemos todavía. Porque el problema, aquí en Baleares, no ha sido tanto el IEC o Cataluña, sino los catalanistas de aquí que prefieren adoptar fórmulas del catalán central antes que adoptar las de Baleares.

Al margen de que desde la Fundació Jaume III tengamos nuestro propio modelo de mallorquín que se desvía en unos pocos aspectos de la normativa estándar, hay que agotar antes todo el margen de maniobra que nos permite la normativa del IEC, algo que no se ha hecho todavía, precisamente por el interés de los normalizadores y estandarizadores de descartar léxico, sintaxis y modismos mallorquines a pesar de ser plenamente normativos. Es cierto que el catalán estándar es castrador para nuestras modalidades insulares, esto no lo niego, pero nuestra actitud de dependencia vicaria a Cataluña lo ha hecho más castrador todavía.

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Publicat a elmundo.es, 6-11-2013

“La UIB es un ente catalanizador y gran responsable de arrinconar el mallorquín”

Mayte Amorós / Palma
Despertar el mallorquinismo. Con ese objetivo nace la Fundación
Jaume III, liderada por prestigiosas
personalidades de las Islas como
el abogado José Zaforteza y el
hotelero Gabriel Barceló. La entidad
cultural quiere poner freno a
la imposición del catalán estándar
y dignificar el mallorquín fomentando
su uso en las esferas de la
Administración pública. Uno de
sus fundadores, el profesor de la
Universitat de les Illes Balears
(UIB) Joan Font Rosselló denuncia
que lo que se habla hoy en las escuelas
o en IB3 «no es lo que hablaban
nuestros abuelos» y echa
parte de la culpa a la degradación
del mallorquín al papel de la universidad
balear por actuar como
un «ente catalanizador».

Pregunta.- ¿El mallorquín está
arrinconado por el catalán central?
Respuesta.- Se le sigue tratando
como un dialecto en el peor sentido
del término, se considera que es un
habla doméstica, privada, que no tiene
entidad suficiente como para formalizarse
en los usos académicos y
cultos, por eso se le ha postergado a
favor del catalán estándar, que es el
que se ha impuesto.
P.- ¿Cómo ha calado esa imposición
del catalán estándar en las Islas?
R.- Hay muchísimos mallorquines
que sienten rechazo hacia el catalán
estándar que se ha impuesto en los
últimos 30 años y que está utilizado
las instituciones. Esto provoca desafección,
ya que los ciudadanos no se
sienten vinculados emocionalmente. (…)

Publicat a El Mundo, 4-11-2013

Neix la Fundació Jaume III per crear un nou model de llengua mallorquina

La Fundació Jaume III neix per crear un nou model de llengua mallorquina, tal com explica l’entitat a la seva ‘Carta de convit’. Segons els impulsors de la Fundació, el català estàndar s’ha imposat a les Illes endetriment del mallorquí i la seva intenció passa per elaborar “un model de mallorquí per a tota casta d’usos formals que doni preferència a ses formes insulars davant ses pròpies de Catalunya i que s’acabaria concretant en s’edició d’un llibre d’estil”.

L’entitat es presenta com un lobby que cerca “un estat d’opinió favorable que permeti anar incorporant ses particularitats lingüístiques des mallorquí a s’estàndar oficial que s’utilisa aquí a Balears, a s’escola, a ses administracions públiques, a sa universitat, en es medis de comunicació públics”.

Els impulsors de la Fundació Jaume III critiquen que s’han arraconat de l’esfera pública les paraules de tota la vida i que s’han imposat les del català estàndar. Com exemples citen cementiri per cementeri,vacances per vacacionsnúvol per nigul o esport per deport. També critiquen que les terminacions verbals també s’han vist afectades per aquest procés i ja no es diu per acabàs sinó acabés cantam percantem. Tot i les crítiques de la Fundació, cal recordar que nigul, deport vacacions són paraules admeses en el Diccionari de l’Institut d’Estudis Catalans (IEC) i que les terminacions verbals pròpies del balear estan recollides (sense cap objecció) en la seva Gramàtica. A més, el Llibre d’estil del Govern de les Illes Balears estableix que s’emprin les formes verbals pròpies del balear i no les d’altres variants en els textos de l’administració autonòmica. (…)

 

Publicat a DBalears, 25-10-2013

La Fundació Jaume III defenderá el mallorquín frente al catalán estándar

La Fundació Jaume III de Mallorca se constituyó formalmente ante notario ayer al mediodía, una entidad sufragada íntegramente con fondos privados que nace con el objetivo de prestigiar y dignificar las modalidades insulares, principalmente el mallorquín. Esta fundación sin ánimo de lucro que se gesta desde hace meses, formada por ingenieros, abogados, empresarios, profesores, juristas, consultores y profesionales liberales, tiene como objetivo detener –y dar la vuelta– la degradación del mallorquín frente a la presión del catalán estándar que se enseña a día de hoy en las escuelas, y está presente en todas las administraciones y medios de comunicación públicos. (…)

Publicat a El Mundo, 11-10-2013