En defensa del mallorquín

Josep Maria Aguiló.

La Fundación Jaime III de Mallorca ha hecho su presentación oficial en Palma, que trabajará para que el Estatuto de Autonomía  “reconozca y prestigie la lengua de Baleares en cualquiera de sus modalidades”, según recogen sus estatutos, escritos en mallorquín. Asimismo contribuirá a elaborar “un modelo estándar representativo de las modalidades insulares”.

El nombre de la asociación representa un homenaje y un reconocimiento al último rey de Mallorca, Jaime III, que murió el 25 de octubre de 1349 en el municipio mallorquín de Llucmajor, en el transcurso de una batalla para intentar recuperar su trono antes las tropas de Pedro IV, rey de Aragón y conde de Barcelona.

Al frente de la fundación se encuentra, como presidente, el exsenador de UCD y exdecano dle Colegio de Abogados de Baleares, José Zaforteza, mientras que su vicepresidente es el exdiputado regional del PP y profesor universitario Joan Font.

Publicat a Abc24-11-2013pàgina 40.

Fer un ou de dos vermells

Como era previsible, la irrupción de la Fundació Jaume III (www.jaumetercer.com) ha añadido más nerviosismo y desasosiego entre el catalanismo isleño. Lo primero que nos han espetado es que la mayoría de las peculiaridades del mallorquín que reivindicamos están aceptadas por la normativa del IEC, algo que nunca hemos puesto en entredicho. Lo que denuncia la nueva fundación no es que estén fuera de la normativa (algunas sí lo están) sino que nuestros catalanistas (¡los nuestros, no los de Barcelona!) han preferido sistemáticamente la sintaxis y el léxico (algo menos la morfología) del barcelonés –la base del estándar– a las formas genuinas de las Islas, tan correctas como aquellas. Entren en la web de la UIB y compruébenlo. En efecto, estoy de acuerdo con el director del IEB, Toni Vera, de que existe un margen de maniobra muy amplio dentro de la normativa del IEC para fomentar las modalidades insulares. Lo que pasa es que, lisa y llanamente, no se ha hecho y, peor todavía, no se quiere hacer porque los mismos de siempre lo consideran un ataque a la sacrosanta unidad de la lengua.

Estos días he estado releyendo los primeros tomos de las Rondaies d’en Jordi des Racó (Ed. Moll, 1977), esta vez más como entomólogo –los años no perdonan– que como aquel niño con los ojos abiertos como platos que escuchaba a su padre cuando se las leía de pequeño. La realidad, duela más o menos, es que, en sólo cien años, gran parte del abundante tesoro lingüístico que podemos encontrar en ellas se ha esfumado. Por supuesto, estas obras nos remiten a un mundo rural que, salvo excepciones, ya no existe en Mallorca. Pero incluso así, dejando de lado la evolución económica y social de los mallorquines que ha afectado lógicamente a su forma de hablar, hay que reconocer la degradación manifiesta del mallorquín que hablamos en la actualidad frente al recogido por Mossèn Alcover. Yo mismo conozco expresiones que utiliza mi madre que ya no utilizo normalmente. Mi hija ni siquiera las llegará a conocer. Si hacemos el experimento de leer a un niño de diez años una rondaia como “En Martí Tacó”, nos daremos cuenta de que no entiende nada de nada, tal ha sido la abrumadora pérdida de léxico, frases hechas, modismos y locuciones. Nuestro mallorquín, reconozcámoslo, nada tiene que ver con el esplendor, la variedad y la riqueza de antaño. Nada que ver. No digamos ya el que farfullan quienes no lo han aprendido en casa desde pequeños y lo han aprendido en la escuela o en los cursos de reciclaje de catalán.

Curiosamente, esta degradación manifiesta se ha acelerado en los últimos cuarenta años, precisamente cuando más se ha apoyado la enseñanza de (y en) la lengua autóctona hasta el punto de llegar a imponer, por la vía de los hechos, la inmersión lingüística obligatoria en catalán. ¿Qué dicen los catalanistas, los normalizadores y los estandarizadores a todo esto? Nada. A tenor de los aspavientos, los insultos –somos unos ignorantes, incultos, cínicos, hipócritas…– y la furia con que han dado la bienvenida a la nueva fundación y a las aviesas intenciones que nos atribuyen –todo muy previsible, como decía–, para nuestros catalanistas esta degradación –repito, manifiesta– de nuestra forma de hablar mallorquín entra dentro de los sacrificios normales que deben aceptarse a favor del catalán estándar. De hecho, el catalanismo sigue a pies juntillas la sentencia de muerte que la sociolingüística catalana dictó en su día contra los dialectos: la diversificación en todos los ámbitos conlleva el sacrificio de las formas “dialectizantes y arcaizantes”. Para ellos “unidad lingüística” significa uniformidad. A su juicio, salvar el catalán –aunque sea el ortopédico que utilizan los informativos de IB3– pasa por potenciar el estándar –el único que puede competir con el español– y si todo ello supone, al escamotearle protección y prestigio en los usos formales, cultos e institucionales, seguir empobreciendo hasta la náusea el mallorquín que hablamos (negándonos, incluso, la posibilidad de escribirlo) les importa un comino. La opción catalanista es legítima, pero es “su” opción, no la de tantos otros mallorquines que no estamos dispuestos a asistir a la degeneración del mallorquín sustituyéndolo progresivamente por un estándar en el que encima no nos reconocemos. El catalanismo debe asumir con normalidad que su apuesta tiene consecuencias sociolingüísticas, además de políticas, con las que los demás podemos o no estar de acuerdo. Sin embargo, la estupidez de toda nuestra clase política ha comprado un único discurso sobre la lengua, el del catalanismo, al parecer, los únicos que pueden opinar del tema.

Algunos no vemos las ventajas de tener un estándar catalán uniforme por ninguna parte, sinceramente. Sin estándar, siempre nos entendimos con catalanes y valencianos, rezamos durante siglos, fuimos capaces de crear obras literarias, elaborar gramáticas y diccionarios, incluso algunos emplearon el mallorquín para agitar al pueblo. No necesitamos el catalán como lengua nacional. Nuestra lengua nacional es el español, la común a todos los españoles, sin renunciar a hablar, a transmitir a nuestros hijos y a conservar nuestra lengua materna, tal como hicieron nuestros antepasados, por cierto, pese a carecer de “conciencia lingüística” de ningún tipo. Somos bilingües, hablamos nuestras dos lenguas con normalidad y las amamos por igual, no las enfrentamos en ninguna lucha darwinista, tal como hacen los sucursalistas de Cataluña. Observamos como, después de cuarenta años de apoyo institucional a nuestra lengua autóctona, el mallorquín va camino de ser asimilado por el catalán estándar que, encima, ha fracasado en su cometido de enganchar a las generaciones más jóvenes que se han pasado en masa al castellano como lengua relacional. Como diríamos en mallorquín, el catalanismo “ha fet un ou de dos vermells”. Harían bien los popes catalanistas en hacer un poco de autocrítica y analizar hacia dónde nos ha llevado su curioso amor por la lengua autóctona. A menos que este amor fuera espurio y mal dirigido, puesto al servicio de su obediencia vicaria a la Generalitat de Cataluña.

 

Publicat a El Mundo, 27-10-2013

Foment Cultural (FCIB) comparteix s’estudi de sa Fundació Jaume III sobre es llibres de text i organisa avui una xerrada informativa a Mallorca

FCIB. Foment Cultural de ses Illes Balears (FCIB) aplaudeix i comparteix s’estudi de sa Fundació Jaume III “¿S’adapten bé es llibres de text a ses modalitats insulars?”, el qual demostra que s’adaptació des llibres de text a ses modalitats insulars és absolutament nul·la en sa majoria des casos, i lo únic que s’adapta és sa morfologia verbal i part des lèxic. Des de Foment Cultural creim que es tracta d’un greu incompliment de s’Estatut d’Autonomia, i hem de recordar que una de ses principals promeses des Partit Popular en matèria lingüística era s’edició des llibres de text en mallorquí, menorquí i eivissenc. Es cas ès que, en tres anys de majoria absoluta des PP en es Govern Balear, sa ciutadania segueix vegent com es nostros fills han d’estudiar en català estàndar pur i dur, sense que s’hagi fet es mínim esforç per recuperar ses modalitats insulars a s’educació. FCIB té clar que, com també proposa sa Fundació Jaume III, sa solució an aquesta imposició lingü.stica que contradiu s’Estatut d’Autonomia i sa Constitució Espanyola passa per sa creació d’un estàndar lingüístic balear, així com a sa Comunitat Valenciana tenen una normativa autònoma i sa denominació oficial també és sa de “valencià” o “llengua valenciana”.

Per altra banda, Foment Cultural de Mallorca organisa una Xerrada informativa avui dissabte 18 d’octubre a les 20h a sa Cafeteria Miramar de Palma (C/dets Ocells Nº28) dirigida a tots es socis, simpatisants i demés interessatsa a col·laborar amb s’entitat.

S’objectiu d’aquesta xerrada serà, entre d’altres, sa d’impulsar i coordinar es número de
col·laboradors que s’han interessat per defensar i promoure es mallorquí i sa cultura mallorquina des
de Foment Cultural, entitat oberta i plural presentada a Palma es 30 de maig, a s’Estudi General
Lul·lià, davant unes 200 persones.

Dia: dissabte 18 d’octubre

Lloc: Cafeteria Miramar (C/dets Ocells Nº28). Palma. Zona des Fortí, paral·lel as C/Pasqual Ribot i devora es C/Francesc Martí Mora.

Hora: 20h des capvespre.

Presència de sa nostra fundació en es XXVI Trofeu S.A.R. Infanta Elena que s’ha celebrat a Bunyola

Sa Fundació Jaume III s’ha fet veure en es XXVI Trofeu S.A.R. Infanta Elena que ha tengut lloc es dies 14, 15, 16 i 17 d’agost en es Reial Club Escola d’Equitació de Mallorca, a Bunyola. Sa nostra fundació va muntar una parada informativa per donar a conèixer es nostros objectius i activitats, vendre llibres i repartir fulletons informatius. A part d’això, es nostro servici d’assessorament lingüístic se va fer càrrec de sa traducció an es mallorquí des programa i es reglament d’aquest campionat.

Mostrar es llautó

Hace unas semanas que las falanges catalanistas están tratando de hacer añicos la timidísima propuesta lingüística de la dirección de IB3 de balearizar los informativos. Ante el tremebundo rechazo que provocó el artículo salat, un caso de autoodio sin parangón en el mundo entero y no digamos en nuestro Estado de las Autonomías donde se alardea de “hechos diferenciales”, IB3 tomó la decisión de rebajar la propuesta inicial y balearizar únicamente el léxico y los verbos. Será en septiembre cuando se empezará a salar en las secciones de tiempo, deportes y desconexiones en directo. De momento, durante julio y agosto, sólo se está tratando, y a duras penas, de balearizar algunas palabras. Pero incluso este pequeñísimo avance les ha parecido excesivo a los catalanistas de Més, OCB y a profesores universitarios como Nicolau Dols que, pese a nuestra insistencia, siguen sin decirnos en qué consiste, o debería consistir, el fomento de “las modalidades insulares” reconocidas no sólo en los estatutos de 1983 y 2007, sino también en el primer real decreto (2193/1979) que regulaba la incorporación a la enseñanza balear del “mallorquín, menorquín e ibicenco, las modalidades insulares de la lengua catalana”, siendo Otero Novas ministro de Educación. En aquel lejano decreto, a diferencia de la indefinición de la UIB actual que ha llegado al extremo de cuestionar su existencia, se insistía una y otra vez en orientar la enseñanza del catalán al conocimiento de las modalidades insulares. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Retrospectivamente, nos hemos ido percatando de que las “modalidades” no fueron más que el caballo de Troya, la añagaza perfecta, para introducirnos hasta en la sopa un catalán estándar muy poco respetuoso con ellas. Y en esas estamos, luchando por darle la vuelta a la tortilla.

Porque lo que ha quedado claro con esta nueva campaña auspiciada por periodistas, agitadores sindicalistas, profesores y políticos catalanistas es que el verdadero problema, su problema para ser más exactos, no era el uso formal del artículo salado, sino cualquier intento de prestigiar cualquier otra singularidad territorial que nos distinga lingüísticamente del catalán estándar con base barcelonesa, incluso aquellas palabras presentes en la lengua viva de la calle –o que lo eran hasta hace poco– y que, además, podemos encontrar en el Diccionario de la Lengua Catalana en su segunda edición (DIEC2), la principal obra de referencia normativa del Institut d’Estudis Catalans.

Generar una polémica por introducir en los informativos de IB3 palabras genuinamente mallorquinas (como foravila, foraviler, fraula, final de setmana, firma, naturalesa, mitat, mistos, servici, sext, siular, vacacions, veïnat, falta, fatxada, primavera de s’hivern, terraplè, tir, tombar, tanmateix, témer-se’n, por citar solo las aparecidas en Diario de Mallorca),términos todos ellos incluidos en el DIEC2, podría parecerle un sinsentido a cualquier persona normal y corriente. No lo es, en cambio, para nuestras huestes catalanistas. Para la OCB, es una imposición “aberrante” que va contra “la unidad del catalán”, “desprecia el habla propia” e incumple la normativa autonómica, estatal y europea. Para Més, se trata de un “lingüicidio” y un “golpe de estado lingüístico” que vulneraría el Estatut y la Ley de Normalización Lingüística (LNL) al ser contrario al “uso normal” de la lengua. Para el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UIB, Nicolau Dols, atacaría el Estatut, la LNL y el propio Mandato Marco de IB3 que el parlamento balear aprobó el pasado 22 de abril y que daba luz verde a dichas modalidades. Ya ven el nivel de lógica aplastante de nuestros nacionalistas. Emplear palabras que utilizamos y hemos heredado de nuestros padres y abuelos es ir contra el “habla propia” y el “uso normal” de la lengua. Emplear palabras incluidas en el Diccionario oficial de la Lengua Catalana es ir “contra la unidad del catalán”. No sólo su fanatismo es insuperable. Tal es su desprecio hacia el adversario, tal su ceguera ideológica, tal es su afán por impugnar, denunciar y llevar al discrepante ante los tribunales que si un día ganaran la partida, como va a ocurrir en Cataluña, no bastarán las cárceles para convertirlas en centros de reeducación para los que, Deo gratias, no pensamos como ellos.

¿Qué ocultan y a qué vienen estos desabridos golpes de pecho y demás aquelarres apocalípticos que nos dibujan los Dols, Més y la OCB? En primer lugar, perciben que, por primera vez, alguien está amenazando su corralito y lo invaden otros licenciados en filología catalana tanto o más “científicos” que ellos pero que, contrariamente a ellos, no confunden unidad lingüística con uniformidad, entre otras cosas porque no comparten sus delirios pancatalanistas. En segundo lugar, pone al descubierto, a diferencia de lo que muchos ingenuos y bienintencionados pensaban, que el estándar que defendían estos fanáticos no era tan neutral, aséptico y “científico” como nos habían hecho creer. Su antiespañolismo a ultranza les lleva a rechazar todas aquellas palabras que se parecen al castellano (vacacions por vacances, fatxada por façana, firma por signatura) aunque estén admitidas por el DIEC2 y sean las genuinas de Mallorca. En tercer lugar y al hilo de lo anterior, demuestra que los Dols, Més y OCB han estado engañando a generaciones de estudiantes haciéndoles creer que palabras totalmente correctas que decían sus padres y abuelos eran incorrectas cuando no lo eran en realidad (de hecho, estaban admitidas por el DIEC2), como si el mallorquín fuera una corrupción de un idioma puro –el catalán– que necesitaba depurarse. Y en cuarto lugar, oculta el proceso de asimilación progresiva del mallorquín a manos del omnipresente catalán, en nombre de una normalización lingüística mal entendida. Com deim en mallorquí, aquest pic sí que han mostrat es llautó.

__________________

Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, el 26-7-2014

La UIB reconocía en 2008 las modalidades que niega ahora

MAYTE AMORÓS / EL MUNDO. Un documento remitido por la ex rectora de la Universitat de les Illes Balears (UIB) en 2008, Montserrat Casas, a la Fundación Círculo Balear (FNCB) demuestra que no hace mucho tiempo la universidad reconocía sin complejos la existencia de las modalidades insulares del catalán en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, que cuatro años más tarde trata de negar alegando «criterios científicos».

Recientemente, la UIB publicó en un manifiesto que las «modalidades lingüísticas» de Baleares –el mallorquín, menorquín e ibicenco– no existían, o eran una «suposición». Textualmente citaba que «era falsa la oposición entre unas supuestas modalidades lingüísticas y la variedad común de la lengua catalana». Y finalizaba asegurando que «no se podía mantener que la lengua catalana estándar no fuera una variedad propia de las Islas Baleares».

Con este documento, el Círculo deja en evidencia las incoherencias de la UIB respecto a su negación de dichas modalidades y critica a la universidad por cambiar «este posicionamiento por los intereses políticos del Departamento de Filología Catalana».

(…)

Por otra parte, entidades defensoras de las modalidades insulares del catalán como la Fundación Jaume III y Foment Cultural de Ses Illes Balears aplauden la apuesta del Govern por balearizar la radiotelevisión autonómica pero reclaman que se haga totalmente y no sólo se limite a dos secciones del informativo.

______________________

Llegiu s’informació completa a El Mundo-El Día de Baleares, 2-7-2014: aquí i aquí

També podeu rellegir s’article de Xavier Pericay “Ses suposades modalitats” i es des Grup Ramon Llull“¿Existeixen ses modalitats insulars?”

La Fundación Jaume III pide una càtedra ‘balear’ en la UIB

EL MUNDO-EL DÍA DE BALEARES. La Fundación Jaume III ha propuesto a la Universitat de les Illes Balears (UIB) crear una cátedra de modalidades insulares dentro de la Facultad de Filología Catalana para «no sólo estudiar el catalán de las Islas, sino también fomentarlas activamente y darles proyección». Durante el encuentro de ayer con el rector de la universidad, Llorenç Huguet, esta entidad defensora de la dignificación de las modalidades insulares instó a utilizar formas propias del catalán de las Islas en el lenguaje de la Administración balear y reprochó a la universidad balear el «arrinconamiento» que están sufriendo a
favor de un estándar homogéneo «con el que los baleares no se sienten identificados». Huguet echó balones fuera y alegó un problema presupuestario para poner en marcha esta cátedra. No obstante, se mostró abierto a mediar entre la entidad y el departamento de Filología para intentar acercar posturas en el tema lingüístico.

La Fundación Jaume III tuvo ocasión, además, de explicar al rector que uno de sus objetivos es recuperar palabras, expresiones y modismos en desuso por falta de protección y ayuda públicas, y negar el «sambenito» que desde esta Facultad se le ha colgado de ir en contra de la unidad de la lengua catalana: «No negamos un tronco común, sólo nos oponemos a la uniformidad», explicaron.

Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, l’1-7-2014

Més informació aquí i aquí.

Poques idees i molts d’interessos

Si una cosa ha demostrat es debat sobre s’article salat ha estat sa pobresa argumental des contraris a permetre que aquest article pugui aconseguir una mínima dignificació pública. En realitat, més que un debat ha estat un autèntic linxament on només uns pocs han donat qualque argument a favor de continuar postergant es salat a àmbits col·loquials. I és que sa majoria s’han dedicat, amb una mala fe evident, a ridiculisar o tergiversar es punt de vista des partidaris de dignificar es salat, a enganar sa gent o, senzillament, a insultar es que no pensen com ells.

N’hi ha (Joan Guasp, Cosme Bonet) que han volgut fer creure que lo que pretenia IB3 era substituir s’article literari o lalat per s’article salat, quan en realitat lo que se proposava era substituir s’article literari per s’article baleàric, que no és altra cosa que sa combinació de totes dues formes d’article, talment l’han utilisat sempre es balears. D’altres (Sebastià Alzamora) han anat més enfora i han mirat de ridiculisar es nou model de llengua que no coneixen, com si consistís a incorporar a s’ús formal tota classe de castellanismes i vulgarismes.

D’altres han insistit, no se sap ben bé per què, en sa “catalanitat” de s’article salat (Jordi Caldentey), com si pes fet de venir de Catalunya no el poguéssim sentir com a propi o com si haguéssim de resignar-mos a veure’l desaparèixer, com allà, on mai ha estat protegit. I d’altres, en fi —i són, per desgràcia, sa majoria—, s’han dedicat a insultar o a acusar es Govern d’unes intencions malignes (vulgarisar, folklorisar, destruir sa llengua), i tot per aspirar a implantar un model ben normatiu, on no hi havia altra llicència, per lo que en sabem, que s’elevació de registre de s’article salat.

D’arguments sòlids, com dèiem, ben pocs. Sa UIB ha acusat es Govern de “trencar” amb una tradició “literària” de segles, sense que mos hagin explicat què té a veure aquesta tradició amb un medi oral com IB3, que només té vuit anys de vida. I sense que tampoc hagin dit res d’una altra tradició, s’oral —rondalles, cançoner popular—, ni d’una d’escrita ben acostada a s’oralitat, que sempre havia emprat s’article baleàric. Mos referim, clar, a sa representada pes Dietaris d’Alcover, ets Aigoforts de Gabriel Maura, s’obra d’Àngel Ruiz i Pablo o de Tomàs Aguiló, pare i fill, o revistes i diaris com La Aurora o es Diari de Buja, entre molts d’altres exemples. ¿O és que pentura creuen aquests savis que sa televisió i sa ràdio públiques de sa seva venerada Catalunya varen adoptar fa trenta anys es model de llengua literària vigent? Santa ignorància!

No deixa de resultar curiós que sa UIB apel·li a sa “tradició” i se referesqui, en canvi, an es “català dialectal” per no pronunciar mallorquí, menorquí i eivissenc, ses denominacions seculars i tradicionals de sa nostra llengua a Balears. I, xerrant de tradicions, una altra a sa que s’han aferrat ha estat lo que anomenen es “mallorquí de trona”, sa litúrgia catòlica que usa s’article literari. De fet, a l’església passa lo mateix que passa en es Parlament, en ets informatius d’IB3 o a qualsevol altre àmbit on se requereix una certa formalitat. Quan se llegeix, s’usa es lalat, perquè així estan redactats es textos, però quan se fa es sermó, o se fa una rèplica no escrita, tanmateix els surt, és per demés, es baleàric, o sigui, sa combinació de salat i lalat. Una confirmació més que nigú lala si no llegeix, lo que constitueix un fracàs de s’estàndar oral després de trenta anys, una raó de pes per canviar-lo.

Josep A. Grimalt ha aportat, per sa seva banda, un argument bastant curiós: sa dificultat d’utilisar s’article baleàric, ja que constitueix un sistema complex per aquells que no l’aprenen a ca seva, donat que en determinats casos no obeeix a cap regla. Això és ver, però si ja és evident avui en dia que molts de nins lalen quan haurien de salar i salen on haurien de lalar, no entenem què hi guanyarem deixant aquest tresor lingüístic fora de s’ensenyança. ¿No s’ha d’ensenyar perquè és complex, o s’ha d’ensenyar precisament perquè ho és?

Un altre argument repetit “ad nauseam” ha estat que una cosa eren ses modalitats insulars i una altra es registres. ¿Qualcú s’imagina ses modalitats balears sense s’article baleàric? Perquè s’estàndar oral de s’IEC amb sa seva teoria de registres relega s’article baleàric a s’informalitat. O sigui, és es registre —no sa normativa, s’article salat és ben normatiu— es qui impedeix es desplegament de lo més significatiu de ses pròpies modalitats.

D’altres mos han acusat de voler atomisar sa llengua ja que, segons ells, qualsevol llengua té un estàndar únic. Com si s’estàndar oral de Canal Sur o de qualsevol televisió de Sudamèrica fos es mateix que es de TVE. O com si s’estàndar des portuguès de Brasil no fos diferent des de Portugal.

I això és tot lo que ha donat de sí es pensament —per dir-ho de qualque manera— des nostros estandarisadors a ultrança, més enllà des típic argument d’autoritat de sa UIB. Malament anam si s’universitat ha d’apel·lar a sa seva autoritat estatutària per convèncer s’opinió pública que té raó.
Tanta magror argumental demostra que no mos trobam davant un vertader debat d’idees sinó davant un debat d’interessos. És natural que després de tants d’anys de no xerrar d’aquestes coses, de donar-les per sabudes i generalment assumides —de sa manera, clar, que ells les han establides—, els costi acceptar que poden no esser així com les veuen ells.

Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, 3-5-2014

Preeminencia de la Constitución Española ante los problemas lingüísticos en Balears

JOSÉ ZAFORTEZA CALVET*.

En el acto de presentación al público de la Fundació Jaume III de Mallorca, celebrada el 25 de marzo último en el Club Diario de Mallorca, pronuncié un discurso en mallorquín, con la única salvedad de que leí en castellano el artículo 3.3º de la Constitución Española, cuyo texto transcribiré seguidamente porque entiendo que es fundamental a efectos de exponer y defender en Balears determinados criterios lingüísticos. Dice así: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.

En la exposición de motivos de la Ley de normalización lingüística de Balears –de fecha 29 de abril de 1986– se reproducen textualmente las dicciones del artículo 3.3º de la Carta Magna Española: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.

Pues bien, con olvido de ambos textos legales, la modalidad lingüística del artículo salat (es y sa, de uso frecuentísimo en Mallorca –con la única excepción de Pollença-, en Menorca, en Eivissa y en Formentera), según la institución oficial consultiva de la Universitat de les Illes Balears no debe ser utilizada en algunas emisiones televisivas dependientes del Govern Balear. Al adoptar el criterio que queda expuesto, el citado organismo olvida también que el apartado 5º del artículo 2 del título preliminar de la ya citada Ley de normalización lingüística ordena que “las modalidades insulares de la lengua catalana serán objeto de estudio y protección”.

¿Qué camino cabe seguir? El gobierno de la Comunidad Autónoma debe, a mi juicio, exigir la aplicación de las normas constitucionales, así como las legislativas aprobadas por el Parlamento Balear y, en concreto, el mencionado artículo de la Ley de normalización lingüística. En consecuencia, se permitirá que en la televisión balear y en cualesquiera medios de comunicación dependientes del Govern Balear puedan utilizarse “las modalidades insulares del catalán”, trátese de locuciones o modismos del mallorquín, del menorquín, del ibicenco o del formenterés.

Si así se procede, se cumplirá a la vez el apartado 3º del artículo 3 de la Constitución española, que, no se olvide, es de obligada observancia y debido acatamiento en toda España.

*President de sa Fundació Jaume III de Mallorca.

Publicat en es Diario de Mallorca, 23-4-2014

A Pep Sa Fortesa, ‘el Fuerte’

Contemplo perplejo las descalificaciones que los lingüistas de la normalització y sus corifeos lanzan a Pepe Zaforteza, que está haciendo honor a su Fortesa -en castellano fortaleza, en latín fortitudine– y a cuantos como él pretenden salvar nuestra lengua. Soy hijo de padres barceloneses. Me pierdo con el mallorquín. Siento envidia de quienes lo dominan, y, al igual que muchos catalanes, lo admiro por su pureza frente al barcelonés.

Me abstendré de polemizar, pero como historiador del Derecho me permitirán algunas observaciones. En primer lugar, defender nuestras modalidades es plenamente legal. Las reconoce y defiende nuestro Estatuto de Autonomía en su artículo 35, al contemplar la enseñanza de nuestra lengua catalana propia, de acuerdo con «la tradición literaria autóctona». De ahí que considere «objeto de estudio y protección las modalidades insulares», cosa que hoy está haciendo a la perfección Antoni Vera desde el Institut d’Estudis Baleàrics.

Las modalidades de nuestro hablar constituyen el mallorquín desde hace siglos. Mariano Aguiló, hermano de mi bisabuela Pepa Aguiló, patriarca de la Renaixença, bibliotecario de la Universidad de Barcelona, en su correspondencia con Tomás Forteza, publicada por la Biblioteca Balmes, le solicita en 1868: «Suscriume a tot lo escrit en mallorqui que se public y compram les fulles que en dita llengua se hagen publicades». ¿Por qué actualmente tanta resistencia a llamar mallorquín a nuestra habla identitaria, rompiendo una tradición multisecular?

Recordemos el texto jurídico de la Recopilación de 1622, encargada por los Jurados del Reino a destacados juristas. Autoriza el uso de la «llengua mallorquina» en los actos de testar, así como, sin que implique antinomia, la «catalana» para declarar en los procesos judiciales. Jamás he utilizado el artículo salat en mis libros en catalán desde Mallorca, pero respeto a quienes lo utilizan y considero vergonzoso normalizar los textos literarios de quienes lo preconizaron durante el XIX. El mismísimo Mariano Aguiló, que sólo lo utilizaba de forma ocasional en su correspondencia, testimonió su disgusto, en 1883, de que «els catalans de Mallorca escriguessen tan catalanescament» que ni se atrevían a utilizar la palabra atlot, que consideraban baja, prefiriendo minyó, fadrí, xich y xiquet. Este es nuestro problema endémico en una Mallorca siempre a la greña, sucursalista y acomplejada. Un consejo a los lingüistas: no pongan puertas al campo. Hagan normal en la tribuna y en la tele, lo que hasta hoy ha sido normal en la calle.

Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, 3-5-2014