Sa veu de Menorca

Sa Veu de Menorca, o si prefieren, La Voz de Menorca, no es ningún proyecto periodístico en gestación para equilibrar el triste panorama informativo de la isla hermana en la que, desde la fusión de Última Hora y Diario de Menorca, sólo sale un diario de papel, con todo lo que ello supone para el pluralismo democrático. No, sa Veu de Menorca es la última consigna que está empleando el partido Més per Menorca para tratar de apropiarse de la voz de todos (subrayo, todos) los menorquines. A pesar de haber sido sólo la tercera fuerza más votada en Menorca, Més per Menorca ha conseguido dos hitos remarcables. Conseguir un grupo parlamentario propio con el mínimo de diputados exigible (tres diputados) y con apenas 6.491 votos (17’48%). Y hacerse con la presidencia del Consell de Menorca con sólo 3 consellers de un total de 13, aunque parece que aún no está cerrada del todo la cuestión. Nunca tan pocos sufragios habían dado para tanto. Frente a las críticas a Més por la desfachatez de formar dos grupos parlamentarios distintos (Més per Mallorca, con seis diputados; y Més per Menorca, con tres) para cobrar más, tener más asesores y tener mayor visibilidad en los debates, su portavoz menorquín, Nel Martí, se vio obligado durante el debate de investidura del pasado martes a justificar tanto atrevimiento. Martí se enfangó en la habitual retórica de los nacionalistas, que si era una “reivindicación histórica de los menorquines”, que si “la voz de Menorca” se escucharía por fin en la Cámara balear, que si había políticos que votaban una cosa en un sitio y otra en otro. En fin, los lugares comunes de siempre que aburren hasta a las ovejas. Lo que pretende Nel Martí es identificar su isla y a sus habitantes con su partido, una estrategia eficaz pero democrática y éticamente reprobable que sigue las mismas pautas de los nacionalistas catalanes (CiU, ERC) y vascos (PNV) cuando tratan de hablar en nombre de todos los catalanes y de todos los vascos en sus cuitas a las Cortes. El resultado después de más de treinta años de deslealtad ha sido la disgregación sentimental de España. Martí pretende hacer lo mismo pero a nivel autonómico, ni más ni menos. 

Més per Menorca no es la única voz de Menorca, es una voz entre otras muchas que tiene el peso que tiene y que representa lo que representa, como vienen reflejando todas las elecciones. Un partido (PSMe) que hasta ahora había sacado un raquítico conseller/diputado y que se movía en torno al 10% de los sufragios no puede arrogarse el sentimiento y la representación de toda una isla porque haya obtenido ahora el 17%. Falta a la verdad Martí cuando afirma que hasta ahora no se había escuchado al “pueblo” menorquín. Cuando fui diputado siempre me dio la impresión de que los diputados menorquines e ibicencos sólo estaban preocupados por los problemas exclusivos de sus islas y apenas participaban en otros debates. Y encima si obtienen los diputados suficientes para formar un grupo propio es porque cada uno de ellos les sale baratísimo en votos, a Menorca más que Ibiza, algo que a mi juicio tendría que corregirse cuanto antes cambiando la ley electoral. Le recuerdo a Martí (y también a la pesada diputada de Formentera) que, como diputado, representa a todos los baleares, no sólo a los menorquines. Para representar a éstos, ya cuenta con el Consell de Menorca que al parecer va a gestionar más competencias que nunca si finalmente Armengol es fiel a su palabra. Esta Comunidad Autónoma ha hecho muchos esfuerzos –que nos han costado un ojo de la cara– para que los menorquines se sintieran a gusto: la sobrerrepresentación parlamentaria del voto menorquín, la creación del Consell de Menorca o las salvaguardas para que los intereses de Mallorca no se impusieran sobre los de las islas menores (sí, menores) a la hora de aprobar los presupuestos autonómicos. Los padres fundadores de esta autonomía (Albertí, Félix Pons, etc..) trataron de evitar a toda cosa el enfrentamiento entre islas y si finalmente hemos conseguido superar estas reticencias iniciales ha sido gracias a que los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, se han comportado más como partidos baleares que como partidos insulares. Los diputados han venido votando en función de su pertenencia partidista, no en función de la isla a la que pertenecen. Y, al menos hasta ahora, lo considerábamos un logro. Los legítimos intereses de una isla en particular se gestionaban dentro de cada grupo parlamentario pero no se hacía política sacando punta a las discrepancias que inevitablemente se producen. Toda esta paz institucional podría desvanecerse si Martí se sale con la suya. El peligro de su estrategia es que va a arrastrar a los diputados menorquines del PP y PSOE a hacer lo mismo. Y vistos los resultados, nadie nos asegura que los ibicencos no tarden en presentarse en el Parlamento como la “voz de Ibiza”. Nos estamos jugando el futuro institucional de la autonomía balear y los narcisismos localistas deben atajarse cuanto antes. Xelo Huertas y los grupos parlamentarios tienen la obligación de cortar de raíz este fraude de ley. Y por favor, señor Martí, déjese de monsergas de leguleyo sobre si técnicamente Més per Menorca es un partido distinto a Més per MallorcaEstamos hablando no de si “puede” hacerlo, sino si “debe”.

Mezclas infumables. No creo que exista ningún país del mundo donde un portavozparlamentario lea su discurso en un registro estándar y nada más levantarla vista de los papeles dé rienda a su espontaneidad hablandoen forma dialectal. Lo pudimos ver en vivo y en directo durante el debate de investidura del martes. A Francina Armengol, Marga Prohens y Jaume Font tal vez les parezca de lo más normal pero no deja de ser incoherente y sobre todo ridículo. Porque en el fondo refleja que nadie se siente cómodo hablando en un estándar continental en el que no nos sentimos identificados ni reconocidos. Los filólogos de la UIB hace veinte años que vienen aconsejando a nuestros tribunos que empleen siempre el estándar no sólo para leer en público sino también para expresarse espontáneamente. A la vista está su fracaso. La culpa, sin embargo, no la tienen ellos estos filólogos –que aspiran a un estándar pan-catalán por motivos políticos– sino la estulticia de una clase política que blinda la autoridad de los “sabios” de la UIB mientras no les hace caso, todo para no reconocer la necesidad urgente de un estándar balear –todo lo normativo que se quiera de acuerdo con el IEC, pero morfológica, léxica y sintácticamente insular – basado en nuestra forma natural de hablar, como lo han hecho valencianos y catalanes, sin ir más lejos. Armengol, Prohens y Font tienen dos alternativas para alejarse de este modelo híbrido, inseguro y fluctuante. O lo hacen todo en estándar de acuerdo con las pautas de los filólogos de la UIB, o lo hacen todo en mallorquín como Xavier Pericay, o en buen menorquín, como Nel Martí. Las mezclas quedan fatal.

Unos maestros mal preparados

Hasta hace unas semanas ebajo nivel de los estudiantes de magisterio era un secreto a voces. En el transcurso de alguna clase de ingeniería en la UIB he podido presenciarla siguiente escena. Alguien no tiene los conocimientos matemáticos básicos para seguir una asignatura. Sus propios compañeros dejan caer con sorna que ha elegido mal y que tal vez debería estar estudiando magisterio. Segunda escena. Maestros que han cursado magisterio en nuestra universidad, cuando se sinceran en privado, admiten que el nivel exigido es deplorable. Tercera escena. Las reiteradas quejas del profesorado de la ESO y Bachiller. Todo esto se sabía, se intuía pero la corrección política dominante sumada al temor a represalias por parte de los maestros organizados impedía decirlo y menos asegurarlo. La autollamada “comunidad educativa” venía decirnos que el cataclismo educativo de Baleares obedecía a múltiples factores pero en ningún caso a la mala formación de la pieza fundamental del engranaje, los maestros. Por supuesto, insinuarlo era interpretado como una forma de humillar, faltar al respeto y desprestigiar a un colectivo que por primera vez se ha visto cuestionado por una parte de la sociedad.

El departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB que encabeza el catedrático Jaume Sureda Negre acaba de publicar un estudio que demuestra que los rumores que circulaban en torno al deficiente nivel de los estudiantes de magisterio no eran ninguna leyenda urbana. Es cierto que el estudio incide sólo en el nivel formativo de los estudiantes antes de empezar la carrera y que, para ser honestos, necesitaríamos saber también su nivel terminada ésta. Todos los profesores sabemos, no obstante, que partiendo de ciertos mimbres los cestos resultantes tampoco pueden ser una maravilla. Y que partir de un nivel bajo generalizado te obliga a rebajar la exigencia si quieres mantener unas tasas de éxito razonables. El estudio de la UIB es devastador. El 19% de los alumnos que empiezan los grados de infantil y primaria en la UIB suspendió catalán en las pruebas de selectividad. El 29,7% suspendió castellano. El 39,4% suspendió las Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales II (las fáciles) y otro 41,9% las Matemáticas II, las difíciles. Para que se hagan una idea de la dificultad de las pruebas de selectividad, recordarles que este año las han superado casi el 95% de los presentados. El estudio, en su afán por demostrar que un elevado porcentaje de los aspirantes a maestro no tiene los conocimientos mínimos para iniciar la carrera, hace referencia a los desoladores resultados de una prueba sobre conocimientos matemáticos realizada por los profesores Joe Miró y Miquel Nadal en 2014 para la asignatura de Matemáticas de Primaria. La suspendieron el 62,4%, aun cuando el nivel de la prueba era equivalente a… sexto de primaria (12 años). 

La opinión de Sureda contrasta con los desesperados intentos de la comunidad educativa de tirar balones fuera y minimizar el papel fundamental que juega el profesor en el éxito de un sistema escolar. “Són moltes les evidències que mostren que el professorat constitueix l’element fonamental per al bon funcionament dels centres educatius, el factor que més influència té sobre la qualitat de l’educació escolar” (Atreure el millor alumnat als estudis de mestre, Jaume Sureda NegreDiario de Mallorca, 18-05-2015). La profesionalidad del docente es lo que marcael listón del sistema educativo. “No és estrany, doncs, que aquells països amb sistemes escolars d’èxit siguin, precisament, els que han prioritzat la política educativa centrada en el professorat, els que han posat en marxa mesures orientades a incrementar el prestigi i la qualitat dels seus mestres”, subraya el catedrático. Y por ello, Sureda reclama que se admiten la carrera de magisterio sólo a los alumnos mejor capacitados como ocurre en Filandia, un modelo de éxito escolar, donde la media para iniciar los estudios de infantil y primaria es superior a nueve. En el país escandinavo, sólo uno de cada nueve aspirantes son admitidos, todo lo contrario de lo que ocurre en la UIB. Del CESAG, donde también se imparte magisterio, no tenemos datos.

En efecto, la gravedad de esta cruda realidad que debería haber provocado un escándalo en el agitado mundo educativo de Baleares y que los medios –grandes aliados del sector docente a la hora de taparles las vergüenzas– han saludado con la ley del silencio habitual,se acentúa todavía más si nos remontamos a otro artículo demoledor del propio Sureda, publicado hace medio año, donde trataba de explicar por qué tantos jóvenes querían estudiar de maestro (¿Per què hi ha tants joves que volen estudiar per ser mestre?, Jaume Sureda Negre, 9-10-2014, Diario de Mallorca). Los motivos que esgrime Sureda serían los siguientes: a) la profesión de docente sigue teniendo un elevado prestigio social, a pesar de las críticas de los últimos tiempos y de los nefastos resultados académicos; b) es una profesión bien retribuida económicamente, comparativamente hablando; c) es una carrera muy fácil, la más fácil, reconoce el catedrático, de la UIB; d) hasta hace poco era relativamente fácil encontrar acomodo laboral. O sea: estudios facilísimos, buen salario, alto prestigio social y fácil inserción laboral hasta la fecha. El panorama que dibuja Sureda es desolador, de ahí que abogue por quela carrera de Magisterio sea tan exigente como Medicina. Este sería su objetivo.

Por supuesto, a nadie medianamente inteligente se le escapan los devastadores efectos que han tenido sobre la enseñanza balear estas mesnadas de maestros mal preparados y con poca vocación. Los resultados están ahí, al alcance de cualquiera. Incrustar a este tipo de profesionales en órganos de reproducción clave para una sociedad como son los centros de infantil y de primaria sólo podía conducirnos al colapso educativo, tal como ha ocurrido. A un círculo vicioso en el que las crecientes carencias académicas de los alumnos se van arrastrando etapa tras etapa sin que nadie les ponga remedio. Todos los profesores nos aferramos a la coartada de que no podemos hacer más de lo que hacemos. A fin de cuentas, pensamos todos a modo de exculpación, los culpables de la formación insuficiente de los alumnos con los que tenemos de lidiar son los docentes que nos han precedido. Un día habrá que hablar de la selectividad –nada “selectiva”, paradójicamente– de la rebaja sustancial en el grado de exigencia de los concursos-oposición para acceder al cuerpo de maestros que se ha producido desde que tenemos transferidas las competencias autonómicas. No esperen el menor ejercicio de autocrítica en el colectivo. Tampoco entre los políticos. Para que comprueben la autocomplacencia y el cinismo de nuestros responsables políticos les voy a regalar una perla. Hace unos meses, el periodista Llorenç Capellà entrevistaba en la revista Brisas (21 marzo) Bartomeu Rotger Amengual, un inspector educativo que en los años noventa se convirtió en el factótum educativo “par excellence” de la derecha mallorquina. La excusa de la entrevista era que Rotger acababa de publicar un libro, Cap a una reforma educativa, y el motivo real, naturalmente, vapulear la política educativa de Bauzá. En la entrevista Rotger afirma que la virtud de Cañellas y Munar era que “confiaban la educación a los profesionales”, a diferencia, claro está, del maléfico Bauzá. Y concluía el experto: “Tengo una gran fe, una fe casi ciega, en los docentes (…). ¡Si nuestro profesorado tiene un nivel magnífico!”. Rotger es un reformador de la educación al que ni se le ocurre cuestionarlos educadoresQue Dios le conserve la vista.

Ante críticas como la que están leyendo, la actitud de la autollamada “comunidad educativa” será parecida a la de Rotger. Hacer como los avestruces, negar la realidad, mirar para otro lado, adoptar la ley del silencio o como hacía Francina Armengol este martes durante el debate de su investidura, ¡ver el vaso medio lleno y congratularse de que los niveles de alfabetización han aumentado en España después de décadas de enseñanza obligatoria! Y yo me pregunto ante el espíritu panglossiano de Armengol, ¿no se habrá equivocado nombrando consejero de Educación a Martí March y no a Jaume Sureda? Al tiempo.

¿Periodismo o psicoanálisis?

“Crec, i això no és collita meva, que darrera aquesta impostura seva, s’hi amaga un personatge que se comporta com un neoliberal, però ‘sense consciència de ser-ho” (Ultima Hora). Estas palabras, referidas, ¡cómo no!, a José Ramón Bauzá, no las escribía este lunes una psicoanalista, sino alguien que firma como doctora en Historia Económica de la UIB, Joana Maria Escartín. La izquierda intelectual ejerce una segunda profesión, la del psicoanalista que se afana en desenmascarar las profundidades del inconsciente del adversario. O la del demonólogo. El columnismo balear está saturado de muestras como éstaEl sagaz Miquel Payeras (Ultima Horaviene advirtiendo a todos los que le quieren escuchar de la amenaza que supone la Fundació Jaume III para el catalán, si bien ésta nunca ha puesto en duda la unidad del idioma. El mayor peligro no residiría en los que abiertamente se definen a sí mismos como “secesionistas lingüísticos” sino en aquellos que ocultan sus intenciones con la hipocresía de una conceptualidad respetable, como la Jaume IIIEl Diario de Mallorca bombea en portada “Bauzá negoció ayer en Madrid su salida como senador autonómico”como si dicho cargo tuviera que negociarse con Madrid. La noticia es desmentida después por el presidente.

La función de estos demonólogos de andar por casano es debatir, informar o exponer una tesis. Aspiran a mucho más, nada menos que a desenmascarar la verdadera realidad que anida en el subconsciente del adversario, convertido en enemigoAl adversario, ya saben, se le respeta, al enemigo no. Se trata de buscar siempre segundas y terceras intenciones detrás de las posiciones que defiende pública y abiertamente, intereses inconfesables, sumergirse en su pasado remoto, inmiscuirse en su esfera privada para encontrar una doble vida, todo vale para tratarle no como un igual con el que se pueda hablar sino como un malvado impostor cubierto con la máscara de la respetabilidadEl periodista o columnista se convierte a su vez en un psicólogo en busca del sustrato “fascista” del contrincanteen un inquisidor despiadadoAtaca siempre en el plano moral, nunca en el racional y en el factualAlain Finkielkraut se remonta al primigenio jacobinismo francés para descubrir los orígenes de esta forma de pensamiento, cuando los jacobinos se percataron de que la única forma de sobrevivir en medio del frenesí revolucionario era calumniar primero. Insinuar una doble moral, dejar caer la sombra de la sospecha, hacer juicios de intenciones, en nombre, claro, del bien de la humanidad. De ahí esa infinita amargura, estas toneladas de resentimiento, este tono agriado que recorreeste tipo de opinionesEsta es su contribución al debate públicoel desenmascaramiento. Las variaciones sobre el tema son diversas. Ahí tienen a Llorenç Capellà, regurgitando una y otra vez el fantasma dela Guerra Civil –otros colegas suyos, en cambio, regurgitan el III Reich con igual fiereza en busca del nazi emboscado– como la piedra filosofal a ver si a través de ella consigue interpretar la realidad política ochenta años después e identificar al fascista congénito que todos llevamos dentro.Ahí tienen Miquel Segura, acechando el mal y pastoreando a los mallorquines para advertirlos en su omnisciencia telúrica de sus emboscados enemigos:“Xavier Pericay es más peligroso para los mallorquines que Bauzá”,“Ciudadanos es el Círculo Balear” y demás perlas insuperables que ha esculpido en su peculiar campaña electoral contra C’s. ¿Qué peligro entraña Pericay, una persona respetuosa, educada con los demásadversarios, que no alza la voz y que expresa sus puntos de vista tranquilamenteen foros no precisamente afines como la OCB y el AraBalears sin darles ninguna dentellada? ¿De verdad un hombre a es un peligro para los mallorquines, como asegura Miquel Segura?

Como dice Andreu Malraux, “lo que necesita ese modo de pensamiento no es que el adversario sea un adversario, sino que sea lo que en el siglo XVIII se denominaba un malvado”Por supuesto, un espacio público inundado por la sospecha, la persecucióny la calumnia no merece este nombre. Es su antítesis. Un espacio público y democrático es aquel donde todo el mundo se expresa sin segundas intenciones. Y recalco, sin segundas intenciones. ¿Por qué habría que haberlas en un régimen de opinión pública donde impera la libertad de expresión? ¿Acaso alguien que se decide a dar la cara libremente en la esfera pública tiene algún motivo para tener las segundas intenciones que te atribuyen nada más salir al escenario, únicamente porque lo haces en el bando equivocadoSin embargo, la democracia como espacio público está sucumbiendo bajo los efectos de la chusma anónima de las redes socialesde la podemización ambientede la pésima educación de una juventud tan arrogante como indocumentadade la cacería al corrupto y de este repugnante periodismo de alcantarilla. No triunfa quien tiene razón sino aquel que es capaz de movilizar más tontos ilustrados por las redes sociales y repetir las consignas sin descanso. Cualquier hombre público tiene derecho a ser respetado, lo que no significa dejar de combatir sus ideas de forma racional y argumentada, sino dejar de atacarle como persona, como si el “error” en el que eventualmentese encuentra fuera también manifestación de su maldad.

Esta fauna de escritores y periodistas que a su vez se nos desvelan como unos ambiciosos psicólogos saben mejor que tú, hombre público, cuáles son tus verdaderas intenciones y los monstruos que habitan en ti. No te escondas. Ellos saben reconocerte mejor de lo que tú lo harías. No te esfuerces en explicárselo porque ellos, deberías saberleen tu pensamiento cuando les hablas y al identificar tus ideas reaccionarias con el Mal, saben que defenderlas no se puede deber al error ni a tu confusión, en cualquier caso dignos de perdón. Sólo puedeobedecer a tu maldad. Tu sonrisa liberal delata al monstruo fascista que llevas dentro. La defensa del mallorquín delata tu antimallorquinismo. Tu caridad cristiana tu falta de solidaridad. Tu educación con las mujeres tu machismo oculto. Tu respeto por el adversario el odio que le tienes.

En realidad, su vocación es la misma que la de Nel Martí, el diputado de Més, el típico inquisidor moralizante que se escandaliza por tus puntos de vista y los cataloga de “golpes de estado”, saltando como un resorte cada vez que cometes la imprudencia de alejarte de lo que él, hijo de la Luz y del Progreso, entiende como políticamente correcto. No son políticos, no son periodistas, son comisarios a la caza de reaccionarios. Y con el reaccionario no se habla, se le desenmascara y se le expulsa, pues, como dice Finkielkraut, coinciden en él lo escandaloso y lo anticuado.

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 6-6-2015.

Zig-Zag en ‘Bearn’

Cuando un bandido os persiga a tiros, lo mejor es huir en zig-zag. O al menos eso recomendaba Lorenzo Villalonga. ¿Pero qué hacer para escapar de la persecución de un fanático catalanista?
Me gusta cuando Román Piña escribió que su edición de Bearn al mallorquín pertenece al terreno del capricho. ¡Bravo! El capricho, la ilusión, lo que se hace con amore, sin ser esclavos normativos o utilitarios, o sea lo contrario del pelmazo talibán que odia cualquier bendita diferencia en su dictadura del más bajo denominador común.

La filóloga Mariantònia Lladó ha adaptado nuestro gatopardo al mallorquín editado por Sloper. En una entrevista firmada por Marcos Torío, la filóloga afirma que la lengua balear no existe. Naturalmente. Yo entiendo perfectamente el ibicenco pero necesito un par de palos con ginebra para comprender el mallorquín. Con el catalán, cuando estoy en la barra de ese oasis alcohólico que es el bar Dry Martini, en Barcelona, y bebo un gin Old Raj, tampoco tengo ningún problema. Y en la travesía dipsómana agradezco a mi condición de tenor diletante que el oído educado por las notas universales descubra las diferencias entre las lenguas. Lo cual es siempre una riqueza, aunque algunos mercenarios quieran calificarlas de dialectos.

 

Me encantó la reacción de una gran dama butifarra cuando dijo a unos periodistas empecinados en la pureza catalana: «Mi familia lleva setecientos años en Mallorca. ¿Por qué no me dejan considerarme mallorquina?». Luego también tuvo problemas con el cartero porque no quería entregarla una carta a no ser que llevase escrito su título nobiliario en el DNI. El vecindario salió en ayuda de la condesa -una dama encantadora y muy querida, con la llaneza que inquieta a los cursis- afeando la conducta al cartero que, aunque sabía perfectamente quién era la destinataria, quiso tener su momentito bolchevique.

El español, gallego, catalán, francés, provenzal, italiano, napolitano…, son dialectos del latín que han evolucionado diferentemente según el grado de dulzura de las uvas doradas o la acidez de las aceitunas. Pero en Baleares hay una absurda guerra por matar las lenguas propias de sus islas por un plebeyo vasallaje a lo que dicten los hijos del Pujol.

Por eso la edición de Bearn en mallorquín revoluciona tanto el pesebre catalanista. Bueno, eso viene bien a la aventura editorial de Román, aunque estoy seguro que está más que harto de discutir con tanto pulgarcito tribal

Porque lo peor de los fanáticos es que son mortalmente aburridos y ni siquiera vale el zig-zag.

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 10-6-2015.

En defensa de Mariantònia Lladó: ¿Existeix es balear?

En es capítol d’entrevistes, amb freqüència es periodista entrevistador, a més d’introduir qualque pregunta maliciosa o polèmica, cerca sa resposta més compromesa, irrellevant o efectista a fi de subretxar-la i fins i tot fer-la servir com a títolvirtual, com a declaració o proclama, molt millor si apareix descontextualisada o fora es matisos que l’haurien de complementar.

És lo que va succeir dissabte 6 de juny amb s’entrevista a na Mariantònia Lladó que li va fer El Mundo-El Día de Baleares arran de sa publicació de Bearn o sa sala de ses pepes, on després d’una bona taringa de preguntes i respostes s’entrevistador, Marcos Torío,li acaba demanant si existeix sa llengo balear. Sa resposta de sa filòloga conté matisos i podria incloure encara més raons, no és, en rigor, un ‘no’, però es diari encapçalà desafortunadament s’entrevista amb un reduccionisme bastant groller i inquietant: “Sa llengo balear no existeix”.

Això no és pròpiament lo que afirma s’entrevistada –gran defensora des mallorquí i des grup baleàric, per altra banda–, que matisa que “balear” és un terme  convencional, un terme tècnicament filològic en oposició an es gentilicis tradicionals i seculars: mallorquí, menorquí o eivissenc, parts d’un conjunt que per sa seva rica pluralitat és en gran mesura abstracte. Podríem reproduir moltes de ses declaracions de na Mariantònia en defensa de sa dignitat formal des mallorquí (que no considera ‘col·loquial’) o de s’article ‘salat’, així de ses seves crítiques cap a s’actual estàndard, però creim que ja basta deixar-ho apuntat.

ES BALEAR. Es ‘balear’ com a llengo és un concepte problemàtic per sa seva relativitat i composicionalitat. Se tracta d’un constructe legítim però merament tècnic, filològic, que no se concreta en un corpus an es qual se li pugui dir ‘llengo’ en un sentit convencional. Pot ser avinent per definir es conjunt de parlars de Balears, com a terme pràctic a esmentar a una futurible reforma de s’Estatut d’Autonomia, com a sinònim de ‘grup lingüístic baleàric, o sigui, es conjunt que aglutina es diversos parlars balears que el constitueixen idealment. Aquests tenen cada un ses seves pròpies característiques i presenten tals concomitàncies que formen una família cohesionada. Però no lo suficientment cohesionada com per parlar, en sentit estricte, d’una sola llengo articulada que permeti un estàndard monolític i sense fissures

Per posar un exemple anàleg, difícilment podem dir que existeix sa ‘llengo romanç’, i no obstant es castellà és una llengo romanç, com ho són s’italià, es francès, etc. Igualment es mallorquí és balear, com ho és es menorquí o s’eivissenc.

Una ‘llengo balear’ malentesa equivaldria a una mescladissa dets elements propis des parlars naturals i autèntics de cada illa, i ningú mai ha xerrat o rallat o parlat amb aquest criteri caòtic. I si ho fes feria es ridícul.

UN ESTÀNDAR BALEAR ÉS POSSIBLENo obstant, un estàndard balear sí és possible en es seu sentit de marc normatiu i descriptiu dets elements formals comuns (també diferencials, privatius) de ses seves diferents manifestacions. Es caràcter plural des grup lingüístic baleàric fa que aquest estàndard hagi de ser a la força de tipo composicional (a diferència de s’actual estàndard ‘català’ centralista), i dins el segle XX comptam amb vàries propostes normatives modernes (molt semblants entre sí) més una caracterisació des baleàric per part des filòleg Joan Veny (membre de s’Institut d’Estudis Catalans) que, maldament està mancada d’intencionalitat normativa, el descriu amb precisió dedicant-li vàries característiques laudatòries

Altres pseudogramàtiques o guies pràctiques referides principalment an es mallorquí de sa seva època són prenormatives (és a dir, d’abans de s’unificació de criterisal manco per lo que fa a grafismes), decimonòniques o encara anteriors, resulten obsoletes i sobretot mancades de s’exigència inherent a tota temptativa normativa: es seu caràcter convencional, consensuat. Són es resultat des lloable esforç d’un o un altre autor, interpretacions personals expressades invariablement en un castellà farcit igualment d’anacronismes. En aquest capítol, es marc més sèrio amb què comptam és sa recent proposta des filòleg Xavier Pericay (‘Un model lingüístic per ses Illes Balears’Fundació Jaume III, elaborat en coordinació amb altres filòlegsque, a pesar de qualque crítica, respecta es grafisme modern però se desmarca en molts de sentits de s’ortodòxia des principals pressuposts fabrians que atempten contra s’identitat des ‘balear’Per cert, ja fa més d’una dècada es prestigiós estudiós de sa llengo Lluís Cerdó titulava un interessant article amb ses paraules que encapçalen aquest paràgraf: ‘Un estàndard balear és possible’. En Cerdó se considerava obertament hereu intel·lectual d’en Pep Gonella i a pesar d’això fins i tot n’Aina Moll sovint el consultava en qüestions tècniques relatives an es mallorquí.

Es terme ‘llengo’ per aplicar-lo an es balear només pot tenir aquesta accepció, sa d’un marc referencial legítimament representatiu que sia assenyat i assumit pes col·lectiu d’usuarises conjunt de parlants.

Es terme ‘llengo balear’ és vàlid, però s’ha d’entendre com lo que és, un constructe al·lusiu a ses seves parts, s’etiqueta pràctica per designar un llinatge lingüístic. Davant sa pregunta maliciosa’ d’un entrevistador, aquestes raons són males d’exposar. Per afegitó, aquesta falta de justificació per manca d’espai, inherent a sa premsa escrita, pot donar peu a un sucós ‘titular’ i deixen en carreró que no passa a qui, com s’entrevistada, se veu obligat a donar una resposta massa sintètica.

Si no tenim això clar, mal podrem defensar-mos de s’avassallament i desplaçament lingüístic an es qual mos aboca s’imposició destàndard centralista i equívocament ‘cientifista’ que en darrera instància mos ve dictat des de Barcelona.

Canvi d’agulles

Es passat dia 12 d’abril, en bon diumenge, s’únic diari de paper que s’edita en català a Balears obria sa seva portada amb un titular sorprenent: «Per un català del segle XXI». Lo que en principi pareixia una broma se justificava un poc més avall: «gairebé un segle després de la gramàtica de Fabra, hem de ser prou lúcids per entendre que mantenir la norma intocable és fer un trist favor al català».

S’Ara Balears dedicava dotze pàgines, ¡dotze!, portada inclosa, a fer-se ressò d’un llibre que ha tornat a obrir es debat a Catalunya sobre sa necessitat de reformar sa normativa fabriana, sa mateixa normativa que es catalanistes de ses Balears consideren intocable i sagrada. I dic tornar perquè a Catalunya aquest tipo de debats no són nous en absolut, a diferència d’aquí on es catalanisme només se dedica a repetir ses consignes de sempre i a repartir ses habituals bul.les d’ortodòxia lingüística. N’hi ha que sempre hem pensat que aquesta actitud des nostros catalans de Mallorca, Menorca, Eivissa i Formentera, sempre a la defensiva i conspicus representants de sa més estricta ortodòxia fabriana, només s’explica pes fet que no són catalans de soca-rel i han de fer per tant un sobreesforç per ser catalans de ple dret. D’aquí es seu extremisme.

Com deia, es diari ‘Ara’ s’havia volgut fer ressò de «Canvi d’agulles. Per un català més ric, àgil i senzill» (Ed. RBA, 2015), un llibre que ha provocat una gran polèmica en es Principat de Catalunya on deu maquinistes de sa llengua, tots ells assessors, correctors i redactors de diaris, demanen un «canvi d’agulles» de sa Norma perquè, en paraules de s’assessor lingüístic des diari ‘Ara’, Albert Pla Nualart, «la fractura entre la intuïció dels parlants i la llengua correcta no s’eixampli encara més». En resum, lo que demanen aquests deu primers espases especialistes en es català que s’empra en es medis de comunicació i a ses editorials és que sa normativa se vagi acostant a sa llengua viva des carrer. A part de Pla Nualart, entre es col.laboradors de «Canvi d’agulles» hi trobam qualque filòleg, com en Ricard Fité, que a començaments dets anys vuitanta ja va ser un precursor d’aquest acostament an es català parlat i que va causar una polèmica extraordinària. Un debat que va enfrontar dos models de llengua distints: es català més acadèmic -farcit d’arcaismes i de construccions allunyades des català des carrer-, que defensava un immobilista Institut d’Estudis Catalans, i, enfront, un català que agafava com a principal referència sa llengua que se xerrava a Barcelona, anomenat popularment «català light» -per oposició an es “heavy” i acadèmic-, i al qual en Jaume Corbera, professor de sa UIB, s’ha referit com a «català localista de Barcelona» o bé com un «català col.loquial, localista i acastellanat» de Barcelona.

Es resultat d’aquella brega intel.lectual va ser que es partidaris des “light” guanyaren sa partida i que es model de català adoptat pes nous medis de comunicació de masses que se posaven llavors en circulació (TV3, Catalunya Ràdio, ‘Diari de Barcelona’) i per un renovat diari ‘Avui’ va prendre com a principal referència es públic de Barcelona i de ses comarques centrals catalanes, un model lingüístic que ha estat es que finalment s’ha acabat imposant per mímesi a ses Balears. Quan des de sa Fundació Jaume III deim que s’estàndar que s’usa aquí a Balears té una base local barcelonina no deim cap desbarat. Senzillament, constatam una realitat ben visible que, com en Corbera, sa majoria de conciutadans ja han notat maldament ets esforços des nostros savis universitaris i es seus xotets de cordeta per embullar sa troca i dir lo contrari.

Idò bé, ara pareix que amb “Canvi d’agulles” tornam a reviure es mateix debat de fa trenta anys. I per això, es diari Ara admetia s’importància de lo que estava en joc i hi dedicava un número especial de dotze pàgines. De fet, aquest debat no hauria de resultar estrany perquè és així com evolucionen totes ses llengües modernes. A la llarga, s’oralitat, poquet a poquet, s’acaba convertint en formal i acaba penetrant s’himen de sa norma. Vull recordar que es procés normativisador que va encetar Fabra a l’Avenç fa més de cent anys i que culminà amb ses «Normes Ortogràfiques» de 1913 ja va ser, en es seu moment, una concessió que va haver de fer es català literari de llavors an es «català que es parlava» en aquells moments. Es català literari prefabrià, per exemple, encara utilisava s’article «lo» i «los» en lloc des moderns «el» i «els», que era s’article que emprava sa gent des carrer. Es documents escrits encara feien servir es passat simple («cantí») quan nigú ja el feia servir i tothom usava ja es passat perifràstic («vaig cantar»). Si «lo» i «los» donaren pas a «el» i «els» -que, curiosament, passaren a anomenar-se «article literari» -, o si “cantí” va donar pas a «vaig cantar», que se convertí en formal, ¿per què es balears no podem aspirar que un dia sa norma -que, com veim, més que científica, és evolutiva- reconegui com a formal s’article salat?

No entraré a detallar avui es contenguts des diversos assajos que apareixen a «Canvi d’agulles». Ho deixaré, si volen, per un altre dia. Però, perquè se facin una idea de lo que avui se planteja a Catalunya, només faré referència a un criteri d’en Pla Nualart que m’ha parescut revolucionari i que bastaria per tapar sa boca a tot es catalanisme de tercera divisió que mos toca aguantar per aquí. Diu així, «la llengua és com és i no com ens agradaria que fos (..) Dit d’una altra manera, si la norma contradiu la intuïció dels parlants més sensibles i menys interferits -més poc acastellanats-, és que està mal formulada. No és que els parlants -com de vegades han pretès alguns- parlin malament» (pàg. 106). ¿Què te pareix, secretari? O sigui, sa llengua la fa es poble, no ets acadèmics. Són aquests que s’han d’adaptar an es poble i no a s’enrevés. Això és, ni més ni manco, lo mateix que defensam des de sa Fundació Jaume III en es nostro llibre d’estil «Un model lingüístic per ses Illes Balears», un model molt més acostat a lo que xerram es balears.

No és gens raro que na Cristina Ros, directora de s’Ara Balears i a la qual segurament no li va fer gens de gràcia haver de dedicar dotze pàgines a un llibre tant revisionista amb sa Norma que ella mateixa divinisa, titulàs així sa seva columna d’aquell diumenge d’abril: «La llengua necessita debat, no polèmica». Idò, ja en tens, de debat: ¿començam?

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 4-6-2015.

Villalonga y Puig

ROMÁN PIÑA VALLS. Valentí Puig presentó un libro el otro día, y el diario Última Hora tuvo a bien dedicarle foto al intelectual catalán, y unos párrafos. Pero no para hablar de ese libro, sino de lo que Puig opina sobre la edición de Bearn en mallorquín. El periodismo es así de caprichoso: al periodista con frecuencia le interesa un titular que busca polémica, más que lo que en realidad le interesa a quien proporciona ese titular.

He llamado a Puig catalán y no mallorquín para no someterlo a la descalificación que él mismo utiliza en su declaración: «Hay una derecha anticatalanista y gonella, origen de José Ramón Bauzá». Si Puig no se identifica con el reportaje de C. Domènec, que pida una rectificación. No ser catalán, que es lo que nos pasa a los mallorquines, para Puig es lo mismo que ser anticatalán y por lo tanto de derechas. No estigmaticemos a Puig diciendo que es un intelectual mallorquín, es decir, necesariamente anticatalán, gonella y de derechas, brote de un caldo que escupe a personajes como José Ramón Bauzá.

O el periodista de UH se ha hecho un lío, o Puig tiene mala memoria, o miente cuando dice «rechacé escribir la versión en mallorquín de Bearn». No se le ofreció en ningún momento hacerlo, sino prologarla.

Todos soltamos tonterías de vez en cuando y Puig no tiene por qué ser la excepción: «A nadie le consta que el autor (Llorenç Villalonga) quisiera escribir algo así», dice en referencia al Bearn en mallorquín. Quienes contemplan esta edición de Bearn o sa sala de ses pepes como una herramienta utilizada para cuestionar la unidad del catalán, lo hacen cegados por prejuicios. Cervantes tampoco tenía ninguna intención de que Trapiello le jibarizase su castellano y adaptase El Quijote como le ha dado la gana. Estamos en el terreno del capricho, si quieren, de lo que se hace por ilusión, sin necesidad, pero que acaba enriqueciendo una lengua y una literatura. Y si ha sido una idea tan marciana, el único perjuicio se medirá por el fracaso de ventas. Si esa ilusión ha nacido en el pecho del heredero de Villalonga, José Zaforteza, este Bearn del que hablamos no puede estar más justificado.

El trabajo que ha hecho Mariantònia Lladó con el texto, en el peor de los casos, es una apreciable aportación a la dialectología. El respeto servil que algunos muestran por lo normativo resulta esterilizador, y siempre me ha parecido de novatos y estreñidos. Carmen Riera me comentó que la traducción catalana de mi novela Som lletjos pecaba de estándar, de poco mallorquina. Se puede ser normativo, cumplidor con la academia, y a la vez fiel a un bagaje propio, sin necesidad de ser anti nada.

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 8-6-2015.

Rebuig a la proposta lingüística de Foment Cultural

Arran de s’èxit i repercussió mediàtica de sa presentació des llibre d’estil Un model lingüístic per ses Illes Balears que va tenir lloc es passat 1 de maig a Mahó, professors des departaments didàctics de llengua i literatura catalanes de sis instituts públics de Menorca publicaren la setmana passada una carta en es Diari de Menorca en què expressaven es seu rebuig a sa proposta lingüística de Foment Cultural i de sa Fundació Jaume III. “El seu model –asseguraven es mestres– conduirà al desprestigi de la parla perquè el seu objectiu és deslligar-la de les formes cultes de la tradició literària compartida”. Ahir dimarts, Joan Pons, president de Foment, els contestava punt per punt amb una altra carta titulada “Dues maneres d’estimar es menorquí”.

 

Sa Fundació Jaume III, autora, impulsora i responsable des llibre d’estil es model lingüístic des qual es mestres menorquins han qüestionat, vol contribuir an es debat que s’ha generat i per això reproduirà avui i demà es dos articles a fi que es nostros simpatisants i visitants se’n puguin fer una idea dets arguments d’uns i d’altres. Avui publicarem sa carta des mestres. I demà, sa resposta contundent d’en Joan Pons.

 

 

Rebuig a la proposta lingüística de Foment Cultural

Els professors dels Departaments didàctics de llengua i literatura catalanes dels instituts públics d’educació secundària de Menorca, IES Biel Martí, IES Miquel Guàrdia, IES Cap de Llevant, IES Pasqual Calbó, IES J.M. Quadrado i IES MÀ. Cardona, davant la proposta de Foment Cultural d’un nou model lingüístic acordam de fer les següents consideracions:

1. El parlar de Menorca forma part del conjunt dels parlars que s’aglutinen sota la denominació de llengua catalana. Entre parlar menorquí i parlar català no hi ha una diferència de grau. De fet l’única manera natural que tenim els menorquins de parlar català és parlant el menorquí.

2. Totes les llengües presenten diversitat interna, cosa que li dóna riquesa i versatilitat. Aquesta diversitat no és incompatible amb la disposició d’un model compartit de llengua comuna que es fa servir per a les situacions més formals, el model de llengua estàndard, que no és altra cosa que una creació cultural elaborada per moltes llengües per necessitat comunicativa i de cohesió.

3. Totes les persones aprenen la seva llengua pròpia en el nucli familiar en els registres quotidians. És objectiu de l’escola ampliar el ventall de registres a fi que  els alumnes dominin la llengua per a diversitat de situacions comunicatives més formals. Volem dotar-los d’una competència lingüística en la llengua pròpia de Menorca, el català, que els permeti de fer ciència, exercir de periodista, crear obres literàries, treballar d’advocat, o complir qualsevol altre ofici amb dignitat lingüística.

4.La construcció d’un model de l’estàndard en qualsevol llengua és la d’assegurar la intercomprensió entre tots els parlants per sobre les diferències dialectals.

5. El model estàndard no perjudica la parla local, més tost la reforça perquè li dóna la seguretat de la normativa i la potència d’uns registres més amplis.

6. Als centres escolars ens preocupam justament de la riquesa dialectal de la llengua i fomentam les formes correctes i genuïnes de la parla menorquina.

7. Explicam als nostres alumnes que una llengua és una eina d’una gran versatilitat i adaptació, que cada registre serveix per a situacions diverses. De la mateixa manera que ens vestim d’acord amb la situació social, ens mudam lingüísticament  per a les situacions formals i llavors empram les formes cultes i estàndards.

8. Consideram que el model proposat per Foment Cultural no contribuirà a reforçar les formes dialectals pròpies del menorquí, sinó que conduirà al desprestigi de la parla perquè el seu objectiu és deslligar-la de les formes cultes de la tradició literària compartida.

9. L’autoritat acadèmica és la UIB, que és la competent en temes lingüístics, i  l’Institut d’Estudis Catalans que fixa la normativa, a la qual hi han contribuït menorquins il·lustres com Francesc de Borja Moll.

10. No acceptarem cap model que té per intenció trencar amb la unitat de la llengua catalana i en conseqüència no aplicarem a les nostres classes les propostes de Foment Cultural perquè va en contra de la nostra pròpia tradició cultural i del consens acadèmic. El secessionisme lingüístic que pretén Foment Cultural no lliga gens amb la pretesa protecció del menorquí. Els greus problemes del menorquí i del català són els mateixos. Els demanam que ajudin els professors  a fer de la nostra llengua una eina de prestigi que sigui present en tots els àmbits comunicatius. Aquest és el repte de ver.

DEPARTAMENTS DE LLENGUA CATALANA
Instituts públics d’Educació Secundària de Menorca.

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Publicat en es Diari de Menorca, es 28-5-2015.

Los jueces de la lengua y su campaña contra el menorquín

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, y ante la repercusión mediática de la presentación de Foment Cultural de Menorca del libro Un model lingüístic per ses Illes Balears, las alarmas catalanistas están sonando cual tetera hirviendo a punto de estallar. Más aun cuando ésta contó con la asistencia y apoyo expreso de candidatos y representantes de PP, PSOE, UPCM, CME y PI. El PSM, cómo dijo Josep Pons Fraga en su Pont i Covani estaba ni se le esperaba. Lo más curioso es que, como siempre, nuestros inquisidores lingüísticos se han tirado a la piscina sin haber sido capaces de valorar y analizar dicha propuesta filológica. Y es que se trata de un libro de estilo el contenido del cual está contemplado en un 95% por la actual normativa del Institut dEstudis Catalans, pero que sin negar el tronco lingüístico común con catalanes y valencianos, destaca por priorizar el uso de las formas baleáricas del mallorquín, menorquín e ibicenco ante las formas propias de Cataluña. En otras palabras, el cumplimiento del artículo 35 del Estatuto de Autonomía de Baleares en lo referente a la promoción, uso y estudio de las modalidades lingüísticas insulares. Al no haber podido aguantar sus eminencias sin passar sarada davant es bou, han tenido que recurrir, como viene siendo habitual, a polémicas interesadas que utilizan como cortina de humo para no dar respuesta alguna a la propuesta de modelo lingüístico balear que propone la Fundació Jaume III. Permítanme la licencia de responder brevemente a cuestiones tan estériles cómo las críticas a los menorquines que (aun) usamos el término llengua menorquina como sinónimo de menorquí. Algo tan natural y que venimos haciendo desde hace siglos, ahora parece irritar a algunos sectores de los que se bautizan a si mismos cómo menorquinistes¡Qué paradoja!, ¿no deberían ser los primeros en defender el menorquín? pues son los mismos que no paran de burlarse de su propia lengua, comparándola con el andaluz bendita obsesión, pobres andaluces, el lapao” que ellos mismos se inventaron, el tortosí, etc, etc. Responderemos a estas acusaciones con dos citas lingüísticamente impepinables:

Debo indicar también que no hubiera escrito jamás esta carta si Ud. hubiése manifestado que su motivación para llamar Balear’ a la lengua de las Baleares es únicamente política. Respeto y apoyo tal postura. En primer lugar, por lo acertado del nombre, y en segundo lugar porque creo que los países y regiones tienen el derecho de llamar a su lengua cómo mejor les plazca. Adicionalmente, coincide con el sentir de muchos habitantes de las Balears. Esto ya se hizo en Valencia, declarando cómo oficial el valenciano, y en Portugal con el portugués, que históricamente se originó en Galícia ()” Seule la consciencie linguistique et autoglossonymique des locuteurs, plus encore que le degré dintercompréhension, permet disoler démocratiquement un idiome. Quimporte si la variation est mathématiquement infime, la variation identitaire, elle, lemporte.

Son palabras de Jaume Gelabert, Doctor en Lingüística y Director del Departamento de Español de la Loyola University Chicago, y de Philippe Blanchet, lingüista y profesor de lUniversité de Rennes.
Con estas citas cient
íficas cómo tanto les gusta denominar— dejamos en la cuneta a los inquisidores lingüísticos que pretenden demonizar a todo aquél que trata de dignificar nuestras modalidades lingüísticas insulares, cómo si vivieramos en pecado por no comulgar con sus ruedas de molino. En fin, esperemos ahora que el sr. Eladi Saura comprenda el concepto de conciencia lingüística tan bien explicado por lingüistas y profesores universitarios. ¿Negarán la existencia de la literatura menorquina escrita en artículo baleàric salat por mucho que les pesede Àngel Ruiz i Pablo y Joan Benejam, o de los mallorquines Pere d’Àlcantara Penya y Gabriel Maura?

Se dibuja un nuevo panorama político en Menorca, en Baleares y en toda España. La irrupción de nuevas formaciones abre un nuevo abanico de posibilidades y urge a la necesidad de pactos donde la educación y la lengua no serán una excepción. El libro publicado por la Fundació Jaume III pretende que los ciudadanos de Menorca y Baleares en general dispongan de un modelo de lengua que los oriente a la hora de servirse de las modalidades lingüísticas en todos los ámbitos de la sociedad. Del mismo modo que en Valencia usan el valenciano bajo un modelo lingüístico autónomo. Los que se creen jueces de la lengua deberán aceptar que los que defendemos una Menorca en menorquín y en castellano tenemos los mismos derechos que ellos de defenderla en catalán, así cómo que diversas formaciones políticas cómo Ciudadanos de Menorca, UPCM y PP apuesten por un modelo lingüístico más próximo a los ciudadanos de Baleares. No pueden seguir actuando cómo jueces de nuestros sentimientos. Para ello está la democracia, para que la ciudadanía decida. Ahora, que hablen las urnas.

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Publicat en es Diari de Menorca, es 19-5-2015.

En defensa de ses modalitats

Quan vàrem decidir constituir sa Fundació Jaume III érem conscients de ses connotacions polítiques que hi ha darrere un model de llengua o, si voleu, darrere una determinada concepció de llengua estàndar. No és bo de fer separar política i llengua quan tractam amb llengües modernes, molt manco en aquells idiomes que històricament han estat tan fragmentats –com sa seva denominació històrica així ho indica: català, valencià, mallorquí…– com es nostro i que just ara acaba de fer cent anys de sa seva fixació normativa. Ara bé, una cosa es reconèixer aquestes connotacions ideològiques i una altra ben distinta és vincular-se a cap partit polític en concret. A pesar de totes ses fabuloses interpretacions que darrerament s’han fet de sa nostra fundació, hem de reiterar que sa Fundació Jaume III no està vinculada a cap partit. De fet, mos agradaria cercar punts de trobada amb totes ses forces polítiques. És per això que hem convidat tots es partits a venir a sa nostra seu per explicar ses seves propostes en defensa de ses modalitats. Si han vengut o no, ha estat, naturalment, cosa seva.

Fins ara, a Balears, hem estat més papistes que el Papa. O, si s’ho estimen més, més fabristes que en Fabra. ¿Per què deim això? Si analisam com ha evolucionat sa llengua estàndar en es darrers trenta anys, veim que tant valencians com catalans han anat a la seva, cada u pes seu cantó. A sa Comunitat Valenciana, s’ha acabat imposant un model de llengua que, sense discutir s’identitat idiomàtica, respecta en línies generals sa seva manera de xerrar, almanco sa de ses seves comarques centrals, fins i tot amb solucions ortogràfiques distintes de ses catalanes. A Catalunya ha passat lo mateix. A efectes pràctics i en ets àmbits que avui en dia són importants –i que són es medis de comunicació i s’ensenyança, no sa literatura–, ha triumfat un model de llengua estàndar basat en es localisme barceloní. Així, tal com admet es professor de sa UIB, Jaume Corbera, es nou model de llengua que usen es medis de comunicació massius catalans ha sacrificat es pocs –recordem sa crítica feresta de Mossèn Alcover an es centralisme barceloní– elements supradialectals i representatius dets altres territoris fora de Catalunya que encara conservava es model de “llengua literària” d’en Fabra. I aquest model, basat en ses comarques centrals de Catalunya, ha estat és que mos ha arribat i s’ha acabat imposant a Balears a través de TV3, C33, Catalunya Ràdio, es diari Ara i es llibres de text. En definitiva, valencians i catalans han anat a la seva, agafant com a referència es territori valencià i català, respectivament, sense tenir en compte ets altres territoris des domini lingüístic per establir sa seva pròpia llengua estàndar. Ets únics que no han anat a la seva han estat es balears, entabanats per tot lo que venia de Catalunya, assumint un registre estàndar amb el qual no se podien sentir mai identificats ni reconeguts.

És per això que té sentit plantejar-mos si no ha arribat s’hora que, des de Balears, també pensem a fer lo mateix que han fet valencians i catalans i que, elaborem, exactament com han fet ells, un model de llengua que tengui molt més en compte ses nostres particularitats i que agafi com a principal referència ses nostres illes. Això vol dir despertar s’autoestima d’uns polítics que fins ara s’han estimat més fer catalanisme que no balearisme, no sabem per què. Aprofitant que estam en campanya electoral, mos agradaria fer-los arribar aquestes cinc propostes en defensa d’un model de llengua propi.

  1. Completar sa balearisació d’IB3 ràdio i televisió, un procés que, maldament ets esforços que s’han fet en aquesta legislatura, ha quedat a mitges. Es seus periodistes haurien d’admetre que, as cap de quinze anys, s’estàndar oral que va intentar promoure sa UIB en es llibre “La llengua catalana a Mallorca. Propostes per a l’ús públic” (AlomarBibiloniCorberaMelià, 1999, Ed. CIM) ha fracassat. Cap polític, professor, periodista o personatge públic segueix ses seves recomanacions quan ha de xerrar en públic de forma espontània, ni tan sols ho fan en es Parlament Balear, màxima expressió de formalitat. Si as cap de quinze anys sa Norma dictada pes nostros acadèmics no s’ha assimilada vol dir, senzillament, que ha estat mal formulada. No se pot insistir assegurant, des d’una torre de marfil, que tothom “xerra malament”. Val més rectificar i no fer més es ridícul.

  1. Arribar a acords amb ses principals editorials per anar més enfora en s’adaptació a ses modalitats balears des llibres de text, tal com vàrem denunciar a s’informe “¿S’adapten bé es llibres de text a ses modalitats balears?” (PericayFont, 2014), on demostràvem que només s’adaptava un poquet de lèxic i sa morfologia verbal (i no sempre), a part d’incloure s’article personal (“En, Na, N’ “). Volem remarcar que aquesta deficient adaptació no és una opinió exclusiva nostra. Fins i tot una persona tan poc sospitosa de combregar amb sa nostra fundació com Jaume Corbera s’ha queixat adesiara que “[a Balears] la majoria de llibres de text que s’hi fan servir són adaptacions mal reeixides dels llibres de Barcelona, amb alguns canvis en el lèxic i en la morfologia, però no completament adaptats als parlars baleàrics” (Jaume Corbera Pou, La llengua dels mitjans: clara, correcta i nacional, II Jornada de Correcció i Assessorament Lingüístic, Barcelona, 28 de maig de 2013).

  1. Tornar a balearisar es nomenclàtor des carrers de Palma, del qual s’ha eliminat qualsevol vestigi de s’article salat. No passa així a molts de pobles on s’article salat sí s’ha conservat amb naturalitat en es nom des carrers. Sovint s’ignora que: a) des de 1988, s’IEC admet s’article salat a sa toponímia; b) sa mateixa llei de normalisació lingüística de 1986 estableix que se respectarà “la toponímia popular tradicional i els elements culturals autòctons”; c) a Catalunya, on s’article salat s’ha extingit a diferència de Balears on encara és ben viu, se conserva com a article a ses platges (Sa Tuna, Sa Riera, sa Punta Des Plom, es Cap des Falcó), o en forma lexicalisada (Sant Just Desvern, Sant Joan Despí). Si a Catalunya se conserva, ¿per què aquí no?

  1. Impulsar per part des Govern un model de llengua referit principalment a ses Illes Balears, com han fet valencians i catalans, perquè se pugui fer servir a s’Administració i a tota sa publicitat institucional. Creim que es nostro llibre d’estil podria ser un bon punt de partida.

  1. Eliminar de s’Estatut d’Autonomia sa funció consultiva que s’atorga a sa UIB –i per tant, an es seu Departament de Filologia Catalana– en matèria lingüística. A part de ser un anacronisme i una anomalia jurídica que una universitat prengui decisions de caràcter normatiu sobre sa llengua, un fet que no mos consta que passi a cap altre lloc del món, una entitat que sistemàticament s’oposa a qualsevol passa a favor de ses modalitats insulars, reconegudes per s’Estatut i sa Llei de Normalisació Lingüística i que, suposadament, hauria de defensar, ha perdut qualsevol legitimitat que pogués tenir per continuar exercint d’àrbitre lingüístic. Volem recordar que sa màxima autoritat acadèmica a Catalunya no és cap universitat, sinó s’IEC, mentres que a sa Comunitat Valenciana ho és s’Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), lo que ha permès an es valencians tenir un registre estàndar distint –més acostat an es seus parlants, en definitiva, que és lo que importa– an es des catalans, fins i tot amb desviacions ortogràfiques com s’accentuació i s’assumpció de moltes paraules que no accepta s’IEC. Prenguem llum de na Pintora.

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Publicat a El Mundo-El Día de Baleares, es 13-5-2015.